nO. 68. DOCTOR JOAQUÍN CUETO PÉREZ… IN MEMORIAN


DOCTOR JOAQUÍN CUETO PÉREZ… IN MEMORIAN


Tuve, afortunado, el privilegio de mantener un cercano vinculo, tanto personal como profesional con el Doctor Joaquín Cueto Pérez, en múltiples facetas de su admirable existencia. De una vida que, por desventura breve, alcanzó mayor plenitud en el servicio a los demás; a través de intensa actividad docente – asistencial.  En el Hospital de los Andes, jefe de Clínicas, Coordinador del Grupo de Trasplante del ISS, Regional Costa Norte. En la Clínica del Caribe (especialista - accionista) y en su consultorio particular. Docente, además, en las Universidades Libre, Norte y Metropolitana de la ciudad de Barranquilla.

Colega combativo, por la causa de la profesión, compartí, a su lado, tiempos difíciles en defensa de los nobles ideales de Asmedas, el sindicato médico. Nos identificaba un caracterizado sentimiento gremial, ya como directivos en el ámbito local o en función de delegatarios en el nivel nacional. Fui testigo de su casta guerrera, de la entereza y rectitud de su pensamiento en la huelga médica más larga del país, 53 días, en contra de una reestructuración del Seguro Social del Gobierno de entonces, bajo la presidencia de Alfonso López Michelsen y su Ministra de Salud María Helena de Crovo, que lesionaba la condición laboral de los profesionales de la salud.

Numerosas publicaciones lo muestran un científico meticuloso, clínico agudo, investigador inquieto. Lo más notable de su investidura médica es, que fue maestro, verdadero maestro, como pocos en nuestro medio.
Su exposición era brillante, clara y sesuda. Cautivante y convincente. Los claustros beneméritos de la Universidad Libre seccional Barranquilla y de la Universidad del Norte, nos juntaron en el muchas veces ingrato, pero, sin lugar a dudas, reconfortante ajetreo docente. Así mismo, la Academia Nacional de Medicina, Capítulo del Atlántico, en donde compartimos silla, miembros correspondientes, se enalteció con sus magistrales disertaciones.

Tuve la enorme dicha de trabajar, bajo su dirección, en el selecto grupo de médicos especialistas del primer equipo de trasplantes que hubo en Barranquilla, del Hospital de los Andes de los Seguros Sociales. Al lado de los Doctores: Romualdo Fonseca, Nelsón Zúñiga, Antonio y Álvaro Chagui, Dimas Badel, Leopoldo Klee, Nicolás Solano y Pedro Prieto, entre otros. Siendo, esta, una de las experiencias más estupendas de mi recorrido profesional como anestesiólogo; que me permitió compartir las angustias, suspensos, sinsabores y éxito final de muchas intervenciones de trasplante renal. Evoco, aun, maravillado, la ejemplar cátedra de entrega, de desvelo por los pacientes que nos daba Joaco Cueto, en cada procedimiento que realizábamos.

La descomplicada y jovial amistad de su esposa Vilma y de los hijos, los suyos y los míos, nos aproximaron a la intimidad familiar. Para descubrir en las amenas tertulias del Club Alemán o en la calurosa sencillez de su hogar al padre cariñoso, esposo amoroso, al amigo risueño, espontáneo y jacarandoso que volvía fiesta cualquier encuentro o motivo.
Por sus venas corría, efusiva, la cadencia contagiosa de la estirpe parrandera que su señor padre Pablo Cueto Barcasnegras aglutinó en la célebre “Banda de Repelón”, orgulloso patrimonio musical de la tierra que lo vio nacer, en el sur del Atlántico.

El cuatro de febrero último, lo tomé del brazo y a paso lento lo acompañé, con la esperanza reflejada en su rostro, hasta el pórtico de nuestra común empresa solidaria, que él cofundó, La Cooperativa Médica de la Costa, Coomedicosta, en la que seguía militando como asociado dilecto y respetable. Para despedirlo, con la ilusión de volver a verlo muy pronto. Sin saber, ni siquiera sospecharlo, que le estaba dando, en ese momento, el postrero adiós al ilustre compañero de inagotables jornadas, de momentos inolvidables, de tantas alegrías y tristezas compartidas, que me dieron la feliz oportunidad de admirarlo en vida y de seguirlo recordando con profundo cariño por siempre.

Pareciera que el destino se ensaña contra uno en donde más le duele. El pasado 27 de febrero el Doctor Joaquín Cueto Pérez falleció en la ciudad de Medellín, precisamente, por causa del mal que con tenacidad enfrentó desde su oficio de médico nefrólogo. Primer especialista, en este ramo, que tuvo la ciudad de Barranquilla. Con estudios en la Universidad Nacional de Colombia, Hospital San Juan de Dios, y Universidad Autónoma de México, Hospital Mejicano del Seguro Social.

Con tono sarcástico decía: 
“Después del riñón el que más sabe del riñón soy yo”. 
Y el riñón ¡ah ironías del destino! se lo llevó. Dejando estela imborrable de amor a la ciencia, a la profesión y a la humanidad a todos y cada uno de los que seguimos sus pasos iluminados.

Barranquilla marzo 27 de 1996

Teobaldo Coronado Hurtado





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