MI ÁNGEL Y LOS SUEÑOS DE LUCÍA
MI ÁNGEL Y LOS SUEÑOS DE LUCÍA Tenía 7 años cuando tuve mi primera experiencia con la muerte, la del único abuelo que me pudo consentir, para experimentar la pechichona condición de nieto. Anselmo Coronado, se llamaba, calculo rondaba los 80 cuando le fue practicada una prostatectomía por un doctor de apellido Villalobos. Recuerdo, ya en casa, presentó un episodio diarreico severo que, a mi modo de ver, acabó con su vida. Cargado en hombros su ataúd, desde la casa, acompañado por una gran concurrencia fue llevado al Cementerio Calancala para darle cristiana sepultura. No existían las mercantilizadas funerarias de hoy en día. Tengo viva la angustia y desvelo de mi madre buena por la sanación del anciano y querido sabanalarguero, su suegro. No creo haya tenido yo, en aquella ocasión, la ingenua ilusión, la milagrosa pretensión de Lucia, una de mis nietas, de también 7 años, cuando hablando con su mamá le comento sobre sus sueños: - “Mamá, le dijo, yo t...