DESHUMANIZACIÓN DE LA CONVIVENCIA
DESHUMANIZACIÓN DE LA CONVIVENCIA La familia doméstica está integrada por el padre, la madre y los hijos. En una conjunción de afectos e intereses mutuos. Núcleo de la sociedad. Estos afectos e intereses demandan sincera lealtad de sus integrantes. Ningún sujeto, ajeno al grupo familiar, puede maltratar, sin que alguno de sus integrantes se resienta; obvio, el maltrato trasciende a todos. Hay que reconocer, ya lo dijo el Papa Francisco: no existe familia perfecta. No hay padres, esposos, hijos, ni hermanos perfectos. Hechos, igual, a cualquier ser humano, con debilidades y fortalezas; lo que quiere decir, frágiles físicamente, con una inteligencia limitada y emociones que conducen a estados de ánimo que oscilan entre la alegría y la tristeza, el optimismo y el pesimismo. Imperfecciones propias de la naturaleza humana nos llevan a cometer errores, equivocaciones, comportamientos inadecuados que no deben traspasar el núcleo cerrado de la parentela. “Los trapos sucios se