55. FUMAR PASÓ DE MODA


FUMAR PASÓ DE MODA

Tenía 14 años cuando a escondidas, en el colegio, acompañado del amiguito cómplice, llevé mi primer cigarrillo a la boca. Me produjo mareo, náuseas, escalofríos y una tos asfixiante. Lo aborrecí para siempre. De una.

Como todos los muchachos del barrio coleccionaba el papel envolvente en que venían guardados y que le dábamos forma de billete -  todavía no venían en cajetillas -  con un valor monetario según la marca, así:  Pielroja: un peso; Lucky strike: 10 pesos, Marlboro: 20 pesos; Chesterfield: 50 pesos; Kool, 100 pesos. Moneda ficticia con la que pagábamos el costo, de perder en los juegos, en especial, el de la bola de uñita (canicas).

Estando ya en la universidad los compañeros de estudio, en su mayoría, eran fumadores. En la pensión donde vivía por las noches, en una gran mesa, bien alumbrada, se reunían a estudiar armados de un termo repleto de café y el infaltable paquete de Pielroja. De mi parte tenía que salir huyendo a otro sitio, fuera de la casa, menos contaminado, a encontrarme con alguno no fumador.

Era tan apreciada la acción de fumar que llegue a experimentar, a ratos, complejo de virilidad, sentirme menos hombre. Realizarla reafirmaba la condición de persona adulta. Te daba estatus social. Un hombre de verdad tenía que saber fumar.

En una época cuando las mujeres no fumaban, sin embargo, ya observaba, me llamaba la atención, una que otra estudiante, en predios de la universidad, emulando a los varones en este vicio. No las veía con buenos ojos.

El arte de fumar, aspirando el cigarrillo y expulsando fumaradas de humo por boca y nariz, te daba un aire distinguido. La forma de tomarlo entre los dedos de la mano hablaba de tu finura personal, de ser un tipo elegante.

Los más famosos iconos de la política, el cine, el deporte, la farándula en general, eran presentados en revistas y el cine, cigarrillo en mano o entre los labios en una forma singular.
“Fumando espero” es la más conocida de las canciones que hace apología del arte fumar. Interpretada por la española Sarita Montiel en la película El Último Cuplé, que tuve oportunidad de ver en 1961. Filmada en 1957.

Fumar es un placer, genial, sensual.
Fumando espero al hombre a quien yo quiero,
tras los cristales de alegres ventanales.
Y mientras fumo, mi vida no consumo
porque flotando el humo me suelo adormecer….

Mario Moreno "Cantinflas" se hizo famoso con un delgado cigarrito en la boca. Murió en 1993, víctima de cáncer pulmonar.

 Wayne McLaren, David McLean y Dick Hammer interpretaron al "Vaquero" de los cigarros Marlboro.  Murieron de cáncer pulmonar.

Juan Rulfo, autor de Pedro Páramo y El llano en llamas, fue también víctima de esta enfermedad, que cobró su vida a los 69 años.

Amy Winehouse, recientemente fallecida a causa de una sobredosis de alcohol y drogas, era fumadora implacable.

Políticos dependientes del tabaco hasta el punto de hacer de ello su imagen distintiva fueron: Winston Churchill, primer ministro inglés; Santiago Carrillo dirigente del Partido Comunista Español; Helmut Schmidt, figura histórica del Partido socialdemócrata alemán y Fidel Castro, líder de la revolución cubana. En Colombia el expresidente Carlos Lleras Restrepo y su nieto el exvicepresidente German Vargas lleras.

En Barranquilla conocí dos curas fumadores como ninguno. En el Colegio San Francisco de Asís, a su primer rector, el padre Fray Francisco Tobón Arbeláez. Amontonaba, en su habitación, pacas de cigarrillos pielroja que le regalaban los feligreses de la parroquia y el colegio.
El padre Palacios, un curita simpático y bonachón, era capellán de la capilla del Hospital general de Barranquilla a mi ingreso en 1971. Por permanecer con un habano en la boca, que solo aflojaba para las ceremonias religiosas, le pusieron de apodo el “cura tabaquito”.
Ambos expedían, característico olor a cachimba, a su paso, por el tabaco impregnado en sus sotanas.

Considero al cigarrillo el peor invento realizado por el hombre a lo largo de la historia.  Por lo difícil que resulta desprenderse de la sustancia letal de la nicotina, componente básico entre muchos, que produce el fenómeno de la dependencia.  Además de la nicotina un cigarrillo contiene:  alquitrán, amoniaco, arsénico, monóxido de carbono, níquel, polonio, acetona…, todas con una alta toxicidad. Son cancerígenos.

 La persona continúa fumando a conciencia de lo perjudicial que es para su salud y su vida con las consabidas consecuencias familiares y laborales que trae consigo. Al fumador empedernido, por no quererse a si mismo e irrespetar a los demás, lo considero un psicópata digno de la mayor consideración y urgente asistencia médica. No solo atenta contra su vida sino contra la vida de todos los que le rodean. Lástima grande que recurren, al profesional de la medicina, casi siempre, tardíamente cuando ya los tóxicos del cigarrillo han hecho estragos en sus órganos.

Luego de indagar en el inconsciente para descubrir las causas del tabaquismo, Sigmund Freud concluyó que el fumar es un acto compensatorio para las personas cuya lactancia infantil no fue satisfactoria. El padre del psicoanálisis murió de cáncer en la mandíbula a causa de su adicción al cigarrillo.

La evidencia demuestra que no hay drogadicto, que no haya dado sus pasos iniciales, hacia esta tragedia, a través del consumo de cigarrillo.   El tabaco, por lo tanto, es uno de los iniciadores, puente directo, a sustancias adictivas. En principio con el consumo de alcohol, luego vienen la marihuana y otro tipo de drogas.

En mi experiencia profesional fueron muchos los pacientes, empecinados fumadores, a los que tuve que administrar anestesia para amputarles las piernas por el síndrome de Buerger (Tromboangeítis obliterante) e indefinida la lista de intervenciones quirúrgicas a pacientes con cáncer de amígdalas, laringe, esofago y estómago. De tumores en la base de la lengua y el paladar a causa de aspirar el cigarrillo con la candela dentro de la boca.  El cigarrillo no solo estimula la producción de cáncer pulmonar. Sin olvidar nefastas repercusiones que tiene en patologías pulmonares, cardiovasculares y cerebrales.

Tengo vivo aun el recuerdo, de mi época de estudiante de medicina, en el laboratorio de patología, cuando estupefacto contemplaba el típico pulmón de fumador cubierto de una espesa capa negra, en comparación al llamativo color rosado guayaba del pulmón sano.

Según la organización Mundial de la Salud el tabaco es responsable de aproximadamente:
30% de las muertes por cáncer
20% de las muertes producidas por enfermedades cardiovasculares
80% de la muerte por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima (cifras de 2018) que el tabaco mata a la mitad de sus consumidores, ascendiendo anualmente a más de 7 millones de personas, de las que más de 900.000 son no fumadores (Fumador pasivo), victimas del humo ajeno.

El 31 de mayo por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud se celebra el Día Mundial Sin Tabaco.  El lema del día mundial sin tabaco 2018 es: «Tabaco y cardiopatías». La campaña llama la atención sobre la relación entre tabaco, cardiopatías y otras enfermedades cardiovasculares, entre ellas el accidente cerebrovascular que, en conjunto, son las principales causas de muerte en el mundo; posibles medidas y acciones que destinatarios importantes, entre ellos los gobiernos y el público en general, pueden adoptar para reducir los riesgos para la salud causados por el consumo de tabaco.

En Colombia La ley 675 del 2001 o ley de Propiedad Horizontal determina que: “los bienes privados deben usarse de tal manera que no afecten la salud pública, ni molesten a los demás residentes. La Constitución Política protege los derechos a la vida, a la salud y a un ambiente sano, y éstos no pueden ser vulnerados por los fumadores. Si esto sucede, se puede recurrir a la acción de tutela”.
Esta ley en su artículo 74 dice que: “Está prohibido que olores, partículas u otros elementos trasciendan al exterior que afecten los niveles tolerables para la convivencia entre los vecinos”.

Fumar ha pasado de moda, por fortuna, y los individuos que persisten en este vicio, en contra de normas que lo prohíben, son considerados indecentes o mal educados por el resto de la sociedad.

El fumador gran protagonista de antes, de otros tiempos, ahora tiene que esconderse, vergonzante, ante el repudio de la gente, las políticas estatales de protección del ambiente y el código de policía.

Barranquilla junio 25 de 2018
Teobaldo Coronado Hurtado



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