57. MAMI TULE
Hola Mami Tule
¿Te fuiste, para siempre? No.
Llegaste, mandato providencial, a donde tenías que llegar.
Te me adelantaste.
Desde allá, en donde estás creo, firmemente, con la fuerza de tu
espíritu, iluminando mi camino, seguirás.
Lo sé. Me avisaste. “La próxima vez que vengas ya no me encuentras”.
Me dijiste.
Así eras tú. Todo lo sabías. Hasta el
día que ibas a morir.
Estabas hecha de mujer… Mujer buena.
De criatura hechura de Dios…. Mamá
amorosa.
De lo que más sabías, lo que más
aprendí de ti, fue del amor.
Si, del amor. Desde el mismo día en que te conocí. Del amor desinteresado y fiel.
Si, del amor. Desde el mismo día en que te conocí. Del amor desinteresado y fiel.
Si. Del amor verdadero.
Cuando todos me rechazaron, tú, me
aceptaste.
Cuando todos me ignoraron, pendiente,
estuviste ahí.
Cuando todos dudaban, creíste en mi.
Me consentiste, después, tal los
hijos que, tú, pariste.
Experta en las cosas sublimes del
amor,
madre excelsa al fin, brillabas con luz propia:
bajo el silencio de tu imagen señera, imperturbable… protectora.
madre excelsa al fin, brillabas con luz propia:
bajo el silencio de tu imagen señera, imperturbable… protectora.
No te rendiste ante el abandono. Valerosa.
Dificultades chocaron, sumisas,
frente a tu prudencia
La soberbia perdió la batalla contra
tu mansedumbre
Carácter no te faltó para sobrellevar
deslealtades
La oración, fe ferviente en Dios, tu
gran fortaleza.
Por el infinito cariño que me diste.
¡Gracias Mami Tule!
¡Gracias Mami Tule!
Por tu bendita presencia en mi vida.
¡Gracias Dios mío!
¡Gracias Dios mío!
Seguro estoy gozas de angelical
compañía y demás santos del cielo. Te la ganaste.
Pendiente, estaba, de escribirte esta
carta agradecida. Te la mereces.
No te olvides de mí, Mami Tule.
Teobaldo Coronado Hurtado
Miami, USA julio 8 de 2018
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