BODAS DE PLATA. MÉDICOS, PROMOCIÓN 1969. UNIVERSIDAD DE CARTAGENA.


BODAS DE PLATA. MÉDICOS, PROMOCIÓN 1969. UNIVERSIDAD DE CARTAGENA[i]

De izquierda a derecha. Detrás:  Uriel Flórez, Orlando Mendoza, Antonio Ma Revollo, Plinio Urueta, Hugo Medina, Fredy Mora, Armando Garcia, Rosales Hooker, Luis Barrios, Julio Pizarro, Rafael Alvear, Gustavo  Sabalza, Anibal Suárez, Guillermo De los Ríos, Clímaco Silva.

Adelante: Hermes Herrera, Ramiro Verdooren, Jesús Paternina, Luis Encinales,  Patricio Villalba, Alfonso Castañeda,  Oswaldo Cáliz, Humberto Ripoll, Ramón Luna, Hernando Correa, Marcos Fossy, Olegario Barboza, Carolina Sámper, Teobaldo Coronado, José C. Arias, Ramón Quintero.

Hace 25 años nos reunimos con la mayor solemnidad, a celebrar Bodas de Plata, los médicos, promoción 1969, de la Universidad de Cartagena. No nos habíamos congregado desde el día que nos graduamos a festejar ninguna boda.  Que yo recuerde. Parece hubiera sido ayer.
Seguro pensábamos, en ese diciembre de 1994, lo lejos que estaría la celebración de los 50, las Bodas de Oro.
Ahora toca decir, como en la vieja canción, “20 años no son nada”, 25 en el caso nuestro. Y la fecha en que a lo mejor, en aquella ocasión, con algo de pesimismo no pensábamos estar, llegó. Y si 20 o 25 años no son nada ¿Qué podríamos decir, entonces,  de 50? 
Solo nos queda dar gracias a Dios y gracias a la vida que nos conceden, sin los mismos bríos de hace 5 lustros, vigorosa juventud de la que hacíamos alarde en ese entonces, estar presentes, un tanto achacosos, gajes de la vejestud, en la conmemoración dorada a realizarse igualmente el próximo diciembre.
En especie de antesala, a la justa festividad que nos espera, me permito, regocijado, recordar mis palabras de hace 25 años.

De izquierda a derecha: De pies:  Max Peña, Oswaldo Cáliz, Luis Encinales,  Hugo Andrade, Hermes Herrera,  Eberto Ortega, Víctor Hernández, Anibal Suárez, Fredy Mora, Ramiro Verdooren, Armando García, Marcos Maríá Fossy, Humberto Ripoll, Gustavo Sabalza, Antonio Ma Revollo, Luis Barrios.


Sentados :  Isaías Bermudez (Maestro de maestros),  Carolina Sámper, Alberto Carmona, Rosales Hooker.

Queridos compañeros
Este encuentro podría ser interpretado, en forma desprevenida, un reencuentro nostálgico con el pasado. Lo asimilo, es mi parecer, una optimista fiesta por la vida.

Nos hemos citado aquí, no solo, para rememorar 25 años de graduados que, si sacamos cuenta, son treinta dos; sumando el tiempo de estudiante más los del largo recorrido por los senderos de la profesión. Si no, también, para meditar con sentido crítico - constructivo, sobre lo que aún nos queda por andar.

La experiencia, según Mariano Gálvez, gran psiquiatra español, no se adquiere, tan solo, por muchos años vividos. “La experiencia es haber vivido y reflexionado sobre lo que se ha vivido. Y cuando a esto se le añade la capacidad de comunicación a los demás, la experiencia se convierte en un mensaje y, en un determinado sentido, en una pedagogía”.[ii]

El fin práctico de esta reunión nos concita a hacer un breve paréntesis en nuestro peregrinaje, no tanto para preparar un nuevo camino, si suponemos que el sentido de nuestras existencias ya está trazado, sino para revisar y compartir, con alegría, lo que cada uno en su trayectoria particular ha curtido.

Reconfortante juventud.  Para ello, tenemos, gracias a Dios, una vigorosa juventud, si acogemos el simpático criterio de Víctor Hugo, el inmortal novelista francés, cuando afirmaba. “Cuarenta años son la vejez de la juventud, Cincuenta años son la juventud de la vejez”.

De acuerdo con estudios de Mora Freddy y colaboradores la mayoría de los aquí presentes estamos por allí cerquita, somos unos con más y otros con menos “una partía de cincuentones”, como diría el maestro Moisés Pianeta Muñoz.

En la tertulia de anoche dimos claro ejemplo de la reconfortante juventud que nos adorna, de la madurez, y altura espiritual adquirida. En un rato, no más, hicimos gala de moderación, sobriedad, elegancia, respeto, cordial regocijo, fraternidad, gratitud, solidaridad y en especial una cálida sencillez.

Hace tres décadas atrás el Dr. Gustavo Sabalza, el mayor de todos, ni de vainas se hubiera levantado de la mesa a la una de la mañana para mandarnos a dormir. De seguro a esa hora, en aquellos tiempos, hubiéramos pernoctado en “El Páramo”, junto al monumento a los Zapatos Viejos, para darle remate final a la parranda, hasta ver aparecer los primeros rayos del ardiente sol cartagenero.

Solidaridad. La ausencia definitiva de los compañeros Jorge Arteta Niebles, Luis Barrios y Rosales Hooker Manuel, nos conturba el corazón. La solidaridad hacia ellos ha sido manifiesta en esta reunión, lo ha sido desde siempre, desde su partida al más allá y seguirá renovándose, estoy seguro, a cada momento en lo más caro de nuestros sentimientos.

Carlos Buelvas Aldana. Fue unánime el contento, sincera la satisfacción por los logros y éxitos obtenidos del grupo en general. En particular, la suma complacencia por la elección de Carlos Buelvas Aldana, como gobernador del Departamento de Córdoba. Triunfo experimentado como propio, de nuestra promoción.

Reconocimiento a las esposas. No es terquedad de viejo la insistencia del Dr. Sabalza en hacer debido reconocimiento, que se lo merecen, a nuestras queridas señoras. Pueden tener la seguridad distinguidas amigas, esposas amantísimas, que no me equivoco al proclamar, con absoluto convencimiento que el progreso personal, realización profesional, bendita paz y tranquilidad de nuestros días, la linda familia con nuestros amados hijos conformada, es fruto invaluable de la tesonera y paciente labor por ustedes realizada. Haber tenido la gallardía, el coraje de soportarnos, de aguantarnos, en las buenas y en las malas, es bendición de lo alto que agradecemos al todopoderoso.

Se me hace maravillosa la sólida comunidad amorosa que vislumbro en cada una de sus parejas. Un hecho que no podemos pasar desapercibidos en una época, como la que nos ha tocado vivir, en donde el matrimonio, institución fundamento y núcleo de la sociedad, atraviesa una grave crisis. Nuestra ejemplar unidad familiar es símbolo elocuente de los valores que nos inspiran. Vale la pena un aplauso.

Escuela clínica sin par. De destacar la gratitud expresada hacia la facultad de medicina de la Universidad de Cartagena que por fortuna nos pario al cultivo de la ciencia médica. El claustro agustiniano lo llevamos, quienes hemos tenido la inmensa fortuna de ser sus hijos, con orgullo, incrustado en nuestro currículo profesional y académico.

El Dr. Hugo Medina comentaba, en la noche de ayer, sin modestias, es una verdad de a puño, de cómo en la incomparable formación médica general que recibimos, se sustenta la indudable calidad profesional que nos distingue, a cada uno, en sus distintas especialidades. Somos engendro de una escuela clínica sin par, educados por una pléyade de auténticos maestros, sabios, humanistas, representantes verdaderos del arte hipocrático.

Reconocimiento a los padres. No nos perdonaríamos jamás, si pasamos por alto, el más significativo de los reconocimientos a quienes fueron sacrificados, callados, impulsores de nuestra gesta doctoral. Nuestros padres. Creo, en el homenaje que podríamos brindarles ahora, las palabras para magnificarlo no me alcanzan.  Pido, con el mayor respeto que, cada uno, en lo más recóndito de su ser rinda tributo sempiterno de amor filial a sus viejos queridos. Nos dieron la vida e hicieron posible este sueño que hoy gozosos contemplamos hecho realidad, a plenitud realizado.

Cátedra de sencillez. Si me preguntaran que enseñanza deja este coloquio de nostalgias, anécdotas, reminiscencias y emociones, sin rodeos, me atrevería a decir que la más preciosa enseñanza la descubro en la sentida cátedra de sencillez dada por cada uno de mis compañeros médicos de promoción.
Antony De Mello opina que. “La persona cuando vive consciente de su realidad se caracteriza por su sencillez”. Ser sencillos no es ser pobres en un sentido peyorativo. Mas bien sígnifíca ser simples, ser elementales.

La sencillez emana del conocimiento que tenemos de nosotros mismos, de saber quién soy, como máxima expresión de la espiritualidad. Desde el “Conócete a ti mismo” inscrito en el templo de Apolo, en la antigua Grecia, pasando por San Agustín “Señor que te conozca a ti primero, para después conocerme a mí mismo, hasta Ortega y Gasset “Yo soy yo y mis circunstancias”, la humildad de los sencillos se levanta como bastión incuestionable del hombre que trasciende lo efímero, supera el culto a lo material.

Nos reconforta el alma cuando al echar la mirada atrás, hacia nuestro pasado de penurias y renunciaciones y, superada esta etapa crucial de nuestras vidas, conservamos aun la peculiar modestia de los tiempos de escasez cuando estudiantes. No obstante gozar ahora, fruto de nuestra superación, perseverancia y trabajo, un estatus social, científico y económico, sin lugar a duda privilegiado.
Ciertamente, estamos eufóricos, dichosos con las metas cumplidas; suficientes para brindar porque la vida nos siga premiando con creces, en los días que están por venir. Gracias.


Teobaldo Coronado Hurtado
Cartagena diciembre 17 de 1994




[i] Discurso pronunciado en la celebración de 25 años de graduados.  Promoción 1969 de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena. Diciembre 17 de 1994.
[ii] Gálvez Mariano, Derecho a una asistencia integral, Colección Selare, Bogotá, 1982, p.39

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