ELEGÍAS
ELEGÍAS
La elegía es un texto poético-lírico a través del cual el autor manifiesta sus sentimientos y emociones frente a la pérdida de un ser amado. En este sentido, la Real Academia Española (RAE) la define como una expresión poética en la que se siente la muerte de alguien o se expresa tristeza por un evento doloroso.
En una elegía se expresa de forma más o menos explícita la razón de la existencia. Desde el ayer perdido, hasta el mañana imaginado. Un género que intenta utilizando como elementos fundamentales la memoria y la palabra, transmutar al hombre muerto en palabra viva.
https://sites.google.com/site/pabloliteraturaprimaria/subgenero-lirico--elegia
REQUIEM POR MI MADRE
Recibe
¡Señor! esta oración que:
Con
recogimiento y profunda devoción te brindo.
Aprendida,
de labios, de mi madre querida.
Tú
sabes, cómo desde niño ella me enseñó a orar
A
conversar contigo de tú a tu
Como
si fueras un hermano, mi hermano mayor
¡Bendito
seas señor!
Resignado,
compungido, acepto tu divina providencia
Lo
que quieras, según tu voluntad cumpliré
Hoy, cercano, me siento a tu gracia bendita
¿Cómo
no lo voy a estar?,
Si
allá, junto a la gloria de tu trono
se
encuentra mi ser más amado,
El
que me diera la vida
Gozando
de tu paz, la paz de tus elegidos.
Fe,
tengo, señor en que, escuchas mi súplica
Gracias,
Dios mío, por ser tan misericordioso
Perdón,
te pido, por este papelito
Bien,
entiendo, no gustas de oraciones hechas
Temía
no poder expresarte
Lo
que en este momento te digo.
Gracias
te doy
Porque
has iluminado mi mente y mi corazón
Permites,
tenga fuerza y valor suficientes
Para
invocarte en medio de familiares y amigos.
Ha
sido un milagro ¡Señor! Milagro de amor
No
viajó, tan sola mi madre
Iba
acompañada de virginal belleza
De
María santísima, tu madre y madre nuestra
¡Dios
te salve reina y madre!
Dulce
esperanza de los afligidos.
Cuánta
bondad y cuánta generosidad
inmerecida
me dispensas ¡señor!
María,
reina del cielo y Esther
princesa
del hogar donde nací
En
asunción sublime al cielo las dos.
En
medio del dolor que me produce su partida
Ese
es mi consuelo, mi tranquilidad mayor.
Si
la separación de su cuerpo me entristece
La
fe se acrecienta para sentir el gozo de su espíritu
Que
participa de la visión celestial junto a ti
La
virgen santísima, ángeles y santos.
Reunido,
aquí estoy, en devoto recogimiento,
Con
quienes advertimos su virtuosa existencia:
luchas, desvelos y preocupaciones.
De su humildad y sencillez,
amor
inagotable y bueno
extraordinaria
e infantil ternura.
Somos,
los aquí presentes, testigos de su entrega.
Fervor
ilimitado por quienes amaba;
desbordaba, sin diferencias, cariño sincero y puro
y, por último, ofrece grandiosa
el
sacrificio de su vida. Sacrificio magnifico y santo.
Su
sangre ¡Señor! derramada en cristiana resignación
Es
la mejor ofrenda que haya podido brindar a Dios padre
Por
su salvación y la de todos nosotros.
Murió
como mueren los tuyos: con la sonrisa en los labios
La
misma sonrisa cordial y risueña que heredamos sus hijos
impregnada
de lo más entrañable de su noble corazón.
Ayúdanos ¡Señor! A seguir adelante
para volver a sonreír como de ella aprendimos.
Barranquilla
agosto 21 de 1981
💓
MADRE COLUMBA. In memorian
Bendita seas madre
Columba
Por tu augusta vida aquí
en la tierra
Ahora Junto a Dios, y
para siempre,
Con los serafines y santos
en el cielo.
Al servicio del señor te
consagraste:
Francisco de Asís fue tu
luz y guía
En María santísima con devoción
te amparaste
El niño Jesús fue tu dulce
compañía.
En servicio pastoral a
la humanidad:
De pueblo en pueblo
diligente peregrinas
y sin descanso vuelas de
ciudad en ciudad
acatando designios de tu
venerable comunidad
Llevas, con honor,
monástico nombre latino:
“Columba”, cual paloma
blanca y mensajera
llevando paz, mucho amor
y gran misericordia
a cuantos sufren, te
buscan y en ti confían.
Con resignada pobreza,
la misión cumpliste
Desde la sencillez,
primero, de la casa paterna
Hasta el convento, con
los votos que hiciste
Desprendida de todo y “más
de lo que merezco”
Como en tu consigna
siempre decías
A los más necesitados,
con arrojo proteges
consentidos de tu alma,
fueron los humildes
Gozaron tu carisma, los
que nada tienen
En tu corazón, hubo
alivio para los tristes.
La soberbia, sobre tu
ser, pasó de largo
Alcanzar, no pudo, la
nobleza de tu estirpe
De mujer abnegada,
dedicada y obediente
a la causa religiosa, en
que te comprometiste
Fue tu larga existencia,
casta y pura
Sin mancha, como santa
María la virgen
Solo Dios, cabida tuvo,
en tus amores
De monja, su hija, fiel
servidora.
Tuve inmensa dicha,
Columba buena
De permanecer, cerca,
muy cerca, de ti
Los últimos gratísimos
quince años
de tu gloriosa y
ejemplar existencia.
Me regalaste, generosa,
amistad sincera
La fuerza sin par, de tu
seráfica virtud
La sabiduría que,
espontánea y certera
Brotaba de tus consejos,
de tu actitud.
Lo que más extraño de tu partida:
tu vigorosa y sempiterna
juventud
Nunca la perdiste
hermana Columba
ni en los días serenos
de tu senectud
Bondad generosa
irradiabas en tu gesto
alegría contagiosa la
dinámica de tu acción
mostrando orgullosa el
temple de una raza
que caribe, también, da
santos como tú.
Bendita Seas madre
Columba
Por tu augusta vida aquí
en la tierra
Ahora junto a Dios, y
para siempre,
con los ángeles y todos los santos en
el cielo.
Barranquilla junio 14
del 2004
💥
JORGE SÁENZ: AMIGO Y
HERMANAZO
Volabas, grandes cometas
amarillas
cual locas mariposas
macondianas
en los frescos alisios
de diciembre
O bajo la tibia, tenue,
brisa de agosto
Contra vientos y
churrascos, pero las volabas
Elevabas, motorizados
aviones de palo
En los áridos playones
de Juan mina
En tardes tristes, con
neblina
O en airosas mañanas plenas
de sol
De nuestro pintoresco
paisaje tropical
Disparabas, juguetón,
hacia lo alto
multicolores voladores
de fuegos artificiales
En las noches, navideñas
de la barriada
Entre buñuelos, natilla
y villancicos
Con cariño, para los
amigos de tu casa
Siempre, en búsqueda,
del cielo azul
Del astro sol, las
estrellas y la luna
En obsesión perenne por
las alturas
Hasta donde nuestra
vista no alcanza
Tras, el ángel custodio,
de tu lejana infancia
Bailabas, plácido, al
son del merengue
como al compás de un
bullerengue
con la sabrosura
pegajosa de un costeño,
siendo cachaco, pura
cepa de Calarcá
barranquillero, buen
ñero, te volviste
“currambero, bollo e
yuca, hasta la cacha”.
Cantabas, sentidas
canciones del alma
A tu amada, con singular
emoción
Tangos, valses, boleros
y baladas
hasta una ranchera,
según la ocasión
Coqueteabas, con fina
galantería y humor
A cuanta mujer se
atravesaba
Con el más romántico de
los piropos
y el gesto elegante, de
todo un señor
No mostrabas tristeza en
tu rostro
Ni las penas de tu
agitado corazón
Las matabas con risa
contagiosa
sana alegría, en
cualquier instancia
Preclaro, dignísimo
exponente
“De al mal tiempo buena
cara”
Trabajador incansable, a
todo te le medías
La habilidad de tus manos
así lo permitía
Inteligente, ingenioso y
recursivo
Eras sagaz, en las
mayores dificultades
para resolver problemas, muy acertado.
Hombre amantísimo de tu
heredad
te debías a tu familia y
a tu hogar
A Yolanda, tu “hermana
mayor”, adorabas
Los hijos, “tus
consentidos”, idolatrabas
Eran, tu máxima
preocupación
En ellos, tus mayores
amores concentrabas
Jorge y yo nos conocimos de vecinos
terminamos como hermanos
afectivos
En cumplimiento del
popular dicho:
¿Quién es tu hermano?
Tu vecino más cercano
¡Qué hermano me gané!
¡Qué pariente me regaló
la vida ¡
Nos unió pienso yo, con
resignación
lo que, a los dos, quedaba del infante que fuimos
Así fue nuestra amistad:
ingenua sincera y fiel.
Jorge tenía la
estructura de un chiquillo
Era un niño grande.
Siempre fue niño.
Los Ángeles que tanto
cuidan de los chicos
Se lo llevaron,
jubilosos, en el cielo están con él,
Que, con sus cometas
aviones y voladores
incursionó, en encendida
locura, con pasión
su sueño, de llegar a lo
alto, al fin, se cumplió.
Barranquilla 7 de agosto de 2005
💥
Teobaldo Coronado Hurtado
Noviembre 2 de 2020
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