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Mostrando las entradas de mayo, 2021

COLOMBIAZO

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        COLOMBIAZO   Introducción En medio de una inclemente pandemia con morbilidad y mortalidad nunca vista en nuestro país y consiguiente consecuencias socio económicas se levanta la gente   desesperada en protesta pacífica, reclamando sus legítimos derechos, una suerte distinta, cansada de una clase gobernante insensible, inoperante y corrupta. “Las carencias y necesidades no satisfechas de las mayorías demuestran en la realidad la ineficacia de un Estado definido en teoría como “Estado Social de Derecho”. En donde la injusticia social acrecienta las desigualdades haciendo más ricos a los ricos y más pobres a los pobres con un chocante favoritismo para unas minorías privilegiadas”  [i] “ Colombiazo ” he denominado a este sacudión que estremece los cimientos civilistas de la nación para semejarlo al “Bogotazo”, como así se denominó la sangrienta revuelta producida por el asesinato del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán el 9 de abril de 1948. Tenía cinco años para la época y

BARRANQUILLERÍSIMA

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  BARRANQUILLERÍSIMA Marzo 19, 11 de la mañana. Videollamada desde Miami, USA.   ANTONIA (5 AÑOS).   ¿Hola Teo como estas? ¿Ya te vacunaste? ¿Te dolió mucho?   ¿Botaste sangre?   ABUELO. Hola, mi Antonia linda. ¿Cómo estás muñeca? Si, ya me vacuné. Respiré profundo, profundo y no me dolió. Eso fue rapidito. Un pinchacito. ¿Y ya tú te vacunaste? ANTONIA. ¡Teo! No seas loquito, a los niños no nos están vacunando. Ni creo que nos vacunen. Tu eres un loquito. ABUELO. ¡Anda Antonia! Qué bien te ves con la amarilla ¿Es la camiseta de Colombia o la del Brasil? ANTONIA. No Teo, Teo no. Esta camiseta es la de Barranquilla. Mira ve, tiene el 10, la de James. A mí me gusta ponérmela. A mi papa también le encanta. ABUELO. ¿Dime nena y porqué estas en la casa? ¿No fuiste al colegio? ANTONIA. No Teito, hoy no fui al colegio. Estaba en la ceremonia. Tú no sabes nada. ABUELO. ¿Cuál ceremonia? ANTONIA. ¡Ay, Teo! A ti todo se te olvida. La ceremonia de papá y mamá en la Corte,

LEOPOLDO KLEE

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  Danza Garabato del Norte. En la esquina a la derecha Dr. Leopoldo Klee.                                                             LEOPOLDO KLEE A Leopoldo Klee me unía la profesión, el hospital, la universidad, la tierra que nos vio nacer y mi hijo Juan Francisco.   De ancestro germano era un tipo raro. Loco. No ha nacido, todavía, un genio que sea cuerdo. Así lo reconocí cuando, hecho un conquistador, conquistador de sueños, llegó especialista en urología, del viejo mundo.   Cabellos y barba desordenada. Mirada amiguera. Escasa sonrisa.  Media camisa desabotonada mostrando unos collares artesanales de hippie. Pulseras multicolores en sus muñecas, imitadas luego por el “Pibe Valderrama”. Zuecos con tacones, color blanco, en sus pies de joven cirujano. Una pinta llamativa, no elegante. Cautivante.   Hablaba poco. Daba ejemplo: serio, amable, respetuoso, cuidadoso, compasivo y tierno. Proyectaba la imagen   del médico bueno. De recio carácter mostraba el perfil de la pe