HOMENAJE A MI MISMO
HOMENAJE A MI MISMO
Discurso pronunciado ante la Asociación Sociedad Médico Quirúrgica del Atlántico en la presentación del libro de mi
autoría: “Del Arte de los Dioses. Memorias de un Anestesiólogo”. Barranquilla
julio 10 de 2023.
Tras larga andanza por los caminos en ocasiones espinosos y, otros, floridos de la medicina, de recogida ya por el peso inexorable de los años y en busca de la querencia, como suele decirse en lenguaje taurino, que mejor refugio para mi platónica alma de Médico que esta honorable hermandad de la Sociedad Médico Quirúrgica del Atlántico.
Gozoso
me siento por la fraterna acogida que han sabido dispensar al aceptarme en su
seno y que ahora permite les muestre el balance, si así se puede llamar, de mi ancho
periplo médico desde el ingreso a la facultad de medicina en la Universidad de
Cartagena, 1962, hasta mi retiro definitivo del ejercicio profesional en los
honrosos claustros de la Universidad Libre seccional Barranquilla, 2018.
Perenne
gratitud expreso a sus ilustres miembros y a su honorable junta directiva
presidida por el doctor Agustín Guerrero. Mi reconocimiento a los doctores
Carlos Barrera, Libardo Diago y Silvia Valencia principales promotores de mi
vinculación a esta honorable Asociación.
“Del
arte de los Dioses. Memorias de un Anestesiólogo” el libro que en esta noche
tengo el orgullo de presentarles, publicado por Santa Barbara Editores de la
ciudad de Barranquilla, recoge en sus 210 páginas la crónica existencial y
profesional de mi peregrinaje por el mundo fascinante de la ciencia médica, de
la que ustedes, de igual forma son admirables y distinguidos exponentes.
Fruto
bendito, este trabajo literario, de los días aciagos de la pandemia cuando
lejos de todo, por la obligatoria cuarentena a la que fuimos sometidos en el
2020 por el temible coronavirus, se me ocurrió rendirme un “homenaje a mí mismo”
en la celebración de mis ochenta años de existencia a celebrarse el primero de
julio del 2022. No fue posible
terminarlo para esa fecha y solo hasta ahora, después de dispendioso proceso de
redacción y edición, tengo el inmenso orgullo de hacer la presentación oficial,
un año después, con la alegría infinita que me produce sean ustedes los
primeros en acogerlo con tanto cariño.
En su contenido, el libro, a la par que narra las incidencias de mi trajinar médico, docente – asistencial es, si se quiere, un compendio histórico de la medicina barranquillera y parte de la costa caribe de los últimos sesenta años, desde la década de los 60 del siglo pasado hasta el día de hoy.
Doctores: Carlos Barrera, Jaime Castro, Teobaldo Coronado, Agustín Guerrero, Alicia Sánchez, Silvia Valencia, Hernán Argote, Ramón De la Cruz, Cristian Cabarcas. |
Si
nosotros no relatamos, no damos a conocer nuestra hazaña médica lugareña,
costeña, otros no nos la van a escribir. Los de la capital de la república y
sus alrededores suponen que Colombia llega hasta donde alcanzan las
estribaciones de la cordillera de los Andes. No somos tenidos en cuenta porque,
no hay duda, el país caribe es otro, ajeno a los intereses centralistas de
siempre.
Tenemos
los médicos y los profesionales de la salud de aquí, de nuestra región, que
atrevernos a reseñar nuestra propia memoria y no dejarla en manos solo de
narradores de buena voluntad, por los que nunca ha pasado un escalpelo por sus
manos o un fonendoscopio conectado a sus tímpanos en los sufridos y patéticos
pabellones de un hospital.
Rompo
mi peculiar modestia para señalar, en uno de los capítulos del libro, que soy
un médico de los de antes y de los de ahora; la vida ha dado la oportunidad de
ser testigo de dos épocas disimiles: la actual en que la sistematización de la
práctica médica, el uso del internet, la prodigiosa era cibernética marca enorme
diferencia con los tiempos, no tan vertiginosos, de mediados del siglo pasado en
que toco debatirnos con una precaria tecnología. “Pertenezco, por tanto, a una
generación de galenos que, no obstante haber sido formados con una manifiesta
competencia clínica, pudimos adaptarnos a los revolucionarios adelantos
científicos actuales. Fue con mucha solvencia que, por ejemplo, en el campo de
mi especialidad, anestesiología y reanimación, pude maniobrar las modernas
máquinas de anestesia computarizadas y demás recursos modernos utilizados en su
práctica: ventiladores, video laringoscopios, ecógrafos para procedimientos regionales,
bombas de infusión, oxímetros, electrocardiógrafos, capnógrafos, etc. Sin por
ello desconectarme del humano contacto físico, personal con el paciente.
Mi
obra recoge en el trasfondo de sus páginas un sincero sentimiento de gratitud para
mis padres, directivos, colegas, estudiantes, asociaciones e instituciones que
a lo largo de mi aventura hipocrática dieron soporte y comprensión en los momentos
difíciles, reconocieron mi idoneidad profesional y vocación de servicio por los
enfermos.
Dichoso
estoy por haber tenido el honroso privilegio de “consagrar mi vida al servicio
de la humanidad”, como lo juré al momento de recibir el título de médico. Con
toda mi mente y el sentimiento más hondo del corazón durante casi cinco décadas
de apasionado ejercicio profesional.
Siento que hice lo que me gustaba. La práctica de la medicina y el ejercicio simultaneo de la docencia universitaria llenaron de inmensa dicha, acercaron a la, tantas veces, esquiva felicidad. El tributo a la enseñanza, del hipocrático arte, ha colmado mi ser de vasto regocijo intelectual y espiritual.
Doctores: Gustavo Romero, Alicia Sánchez, Juan Cotes, Dubys Reyes, Pura Serrano, Agustín Guerrero, Alonso Ferrer, Teobaldo Coronado, Pedro pallares, Judith Mendoza. |
Lo
he dicho en ocasiones varias que lo mejor que ha podido suceder en la vida es
ser médico. Ser médico que se enaltece con la sagrada investidura del maestro,
del consagrado maestro que contribuyó a la formación académica y humana de
miles de estudiantes de las ciencias de la salud, de diferentes universidades,
y que hoy, diestros -profesionales, sirven a la sociedad diseminados por todos
los rincones del mundo.
Sin
embargo, en el epilogo del libro anoto pesimista que: “Pensándolo bien, después
de extensa y gratísima carrera médica, si por arte de magia, viera transformado
en un chico de hoy, en un “milenial” y enfrentara a la decisión de escoger
profesión a seguir, de seguro, medicina no estaría entre las opciones. El
presente y nefasto panorama que se vislumbra para sus practicantes no es en
nada halagador. Sobre los hombros del
médico recae el peso de las soluciones a las mayores inequidades de una colectividad
que no reconoce, en justa medida, su loable labor y del Estado que lo usa y
explota, mediante resoluciones draconianos, como las que, entre muchas, imponen
"El Uso Terapéutico de la Muerte".
Profesor de ética médica y bioética durante
cuatro décadas no ha pasado por mis manos un código ético, surgido del seno de
la profesión, de sus entrañas, que recomiende la realización de la eutanasia y
el aborto. Antes, por el contrario, todos, sin excepción, proclaman principio
fundamental del ejercicio profesional el “Respeto por la vida humana”. Vienen
de afuera del colectivo médico las disposiciones que lo obligan a actuar en
contra de los nobles postulados éticos de la profesión.
Doctores: Dubys Reyes, Ramiro Chadid, Agustín Guerrero, Teobaldo Coronado, Hernán Argote, Pura Serrano, Juan Cotes, Ramon De la Cruz. |
“No
quiero figurarme en las clases de anestesiología y Bioética indicando a mis
alumnos los últimos medicamentos y más recientes adelantos científicos en el
manejo del dolor crónico e intratable, de una enfermedad incurable. Y en
cumplimiento de un diseño curricular, de una carta descriptiva, sujeta a
disposiciones del Ministerio de Protección Social, del gobierno, enseñarles
teoría y práctica de una técnica eutanásica o abortiva, es decir, teoría y
práctica del sofisticado arte de quitar la vida”.
Si
tuviera sesenta años menos inclinaría por algo más quijotesco como la poesía y
sembraría semillas en tierra buena.
Escribiría versos furtivos en las hojas volátiles que arrastra el viento
para inundar al mundo de paz y amor. Gozaría recogiendo benditos y nutritivos
frutos del campo al compás del alegre canto de pájaros y chicharras.
Apreciados
colegas de la Médico Quirúrgica: Les quedo muy agradecido por su amable atención;
con la respetuosa invitación a que se entretengan con la lectura de mi libro
con la probabilidad de encontrarse, de eso estoy seguro, con una historia
similar a la que ustedes, igualmente, han vivido. “Estas “Memorias”, de alguna
manera, son fiel reflejo de sus propias vivencias cuando es uno mismo el
espíritu y una misma la rica experiencia que nos ha unido en el servicio
amoroso y científico a la humanidad”.
¡Sursum
corda! Arriba los corazones.
Barranquilla
julio 10 de 2023.
Felicitaciones Doctor por su excelente trabajo, y por la publicación de su libro de historias. La mejor manera de halagar a un autor no es decirle que escribe bien, sino demostrarle que conoces su obra, nada estimula más su locuacidad que eso.
ResponderBorrarCómo puedo adquirir o leer su libro Dr.
Doctor Zúñiga. Gracias por su amable comentario. El libro lo puede adquirir en las sedes de la SCARE y COOMEDICOSTA en Barranquilla.
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