NECESIDADES FISIOLÓGICAS
NECESIDADES FISIOLÓGICAS
INTRODUCIÓN
El ciclo vital oscila entre la
ingestión (alimentos) y la excreción, (excrementos). A los seres vivos, humanos
o no, toca eliminar el material de desechos que produce su organismo
(Catabolismo) de lo ingerido o inhalado. Razón tenía el doctor Miguel Camacho Sánchez,
mi sabio profesor de biología en la Facultad de medicina, cuando consideraba
que “El hombre es una gota de agua sucia”.
Por vía intestinal las heces mediante
defecación; por la micción el líquido de la orina depositado en la vejiga, resultado
de la impresionante filtración renal; por medio de la expiración pulmonar el dióxido
de carbono, CO2, y el sudor, transpiración, por la piel. La eliminación de
desechos es necesaria para mantener el equilibrio del cuerpo y evitar la
acumulación de toxinas.
Funciones orgánicas, la defecación y
micción - a las que me voy a referir en este escrito - que reciben distintas
denominaciones, desde las científicas hasta las que el común de la gente
utiliza, según la tradición, educación, estrato social, y sin número de
factores más. El psicólogo estadounidense Abraham Maslow las denominó “necesidades
fisiológicas básicas o primarias, de primer nivel”, al igual que comer, beber, dormir, descansar, tener sexo, etc., en
cuanto están relacionadas con la supervivencia biológica o corporal.
Formas de expresión
Entre las diferentes formas vernáculas de expresión para “hacer las necesidades” tenemos, por ejemplo, que los adultos hacen “po pó o popis”. A los niños les dan ganas de hacer “ca ca”, cuando se trata de defecar. Los del interior del país, región andina, dicen. “que van a hacer del cuerpo”.
En el Carmen de Bolívar, en donde hice una rotación extramural durante mi año de internado,1969, conocí al doctor Alfredo Bray, muy reconocido en la localidad, que apodaron “El doctor mierdita”: No se le escapaba un paciente al que no ordenara recoger los excrementos para estudiarlos en el laboratorio.
Cuando las mujeres tienen ganas de orinar
van al baño a hacer “Chi Chí”. En las reuniones sociales casi siempre lo realizan
acompañadas de la amiga más allegada. ¿Por qué? ¿Sera para chismosear?
Los hombres, menos complicados,
hacen ¨Pi Pí, sin intermediario alguno.
Convenciones un tanto ridículas,
cursis, de ciertos círculos sociales, con el objetivo de aparecer delicados,
refinados, no vulgares. Buscando evadir
las reales palabras de la jerga popular, que manifiestan algo tan natural y
normal en cualquier ser humano que yo mismo, ahora, estoy haciendo un esfuerzo
bien “mamón” para no publicarlas. Y no señalen de obsceno o de mal gusto. El
caso es que, entre mear y orinar, por ejemplo, existe una diferencia en mi
parecer. La persona “mea” cuando lo hace en cualquier parte, puede ser detrás
de una mata de trupillo aun lado de la vía o al pie de un palo de mango. “Orina”
cuando vacía su vejiga en el baño: en el inodoro o en un orinal.
Para curarme en salud recurro al Diccionario
de la Lengua Española que define a la acción de “evacuar el vientre” con la
palabra “cagar” del latín cacare con las acepciones de: defecar,
evacuar, deponer, excretar.
“Cagar es Expulsar del cuerpo las
heces de la digestión”, según el wikidicionario.
Tan normal que resultaría, entonces, decir “voy a cagar” y en nuestro medio por lo que a algunos pacatos pueda sonar chocante” solemos decir “Voy a obrar”. “Voy a poner un fax”, estuvo de moda en época no muy lejana. “Cagalera” es expresión común de los pacientes, no tan cultos, en la región caribe para referirse a la diarrea.
Daba anestesia, al doctor Marcos Llinás, para una recesión intestinal cuando al colocar los clanes que le permitían extirpar el segmento de colon afectado, se soltó el de un extremo. Materia fecal en cantidades comenzó a derramarse sobre el campo quirúrgico. La joven y agraciada Médico interna que lo asistía, aturdida, nerviosa y escandalizada, gritó ¿Anda Doctor y eso que es? Con la chispa histriónica, característica, del Dr. Llinás le contestó ¡Cagá mija, Cagá, ¡qué nunca la habías visto! Cómo te parece Coronadito agregó.
Cultura inmobiliaria
El encubrimiento social de las naturales
acciones fisiológicas de defecar y orinar, de “hacer las necesidades” se
proyecta, negativamente, a la hora de encontrar un lugar oportuno, casi siempre
de urgencia, donde poderlas llevar a cabo. El problema es mayúsculo si un
retortijón de barriga o una vejiga a reventar se presenta de improviso en una
iglesia, notaria, banco, parque, teatro, etc.; en mayoría de oficinas públicas
o privadas. Lo afirmo por experiencia propia en cuanto lo padecí inmisericorde en
mis tiempos prostáticos; en suerte superados.
En los grandes centros comerciales
de la ciudad, incluso en los más modernos, constructores y arquitectos han
puesto poca atención, han sido negligentes, inhumanos, a la hora de satisfacer
algo tan sensible al cotidiano y natural bienestar de la gente. Son escasos los
que logran encontrarse, por lo general, ubicados en el lugar menos visible o
accesible y, en ocasiones, en condiciones higiénicas indeseables.
Se me ocurre pensar que existe una
carencia de cultura inmobiliaria en este sentido. Contrario sensu a lo que he visto en
países desarrollados, Estados Unidos y Europa, en donde es fácil localizar en cualquier
lugar a donde vayas o te encuentres un bathroom (baño en casa) o un Restroom
(baño fuera de casa), este último, sobre todo, ubicados a un lado de las
carreteras, en las afueras de las ciudades.
Código Nacional de Policía
El código de policía, actualmente
vigente en Colombia, debe motivar a los propietarios de establecimientos, a
donde acude la comunidad en forma masiva, a diseñar sus edificaciones con
instalaciones sanitarias, de fácil acceso, en buen número y con riguroso aseo,
que permitan satisfacer estas dos necesidades primarias sin tanto contratiempo.
Es hora de que las autoridades encargadas del control o auditaje del renglón de
la construcción establezcan unos mínimos sobre los sanitarios que debe tener
una edificación.
Debo señalar que “Baños ecológicos”
se observan ya en algunos sitios como parques y áreas en donde hay trabajadores
de la construcción. Ojalá estos dispositivos tuvieran una mayor presencia
urbana y rural.
Según el Código Nacional de Policía, artículo 140: Los siguientes comportamientos son contrarios al cuidado e integridad del espacio público y por lo tanto no deben efectuarse… Numeral 11. “Realizar necesidades fisiológicas en el espacio público”. De acuerdo con esta norma, el ciudadano que sea sorprendido infringiendo este numeral deberá pagar una multa correspondiente a 32 SMDLV, es decir, alrededor de $1.300.000, un millón trescientos mil pesos. A excepción de los habitantes de la calle, que no tienen un baño a donde ir, según sentencia de la Corte constitucional.
Colofón
Cierto es, que el acto de defecar y orinar,
en cuanto se cumple a través de las consideradas zonas de pudor, partes íntimas
de nuestro cuerpo, de hombres y mujeres, deberían tener el mismo trato
reservado, oculto, que se da al acto sexual. Forman parte de nuestra intimidad
corporal, es decir de nuestra vida privada. Incluso, desde el punto de vista de
la urbanidad, de las buenas costumbres es indecoroso su accionar a la vista de
todos. De allí la justificación del código de policía en las sanciones que
impone cuando se ejecutan en espacios públicos. Necesidades corporales que
demandan, por lo tanto, para su ejecución disponibilidad de sanitarios en un entorno propicio,
adecuando y digno en correspondencia con el respeto debido a la persona humana.
Barranquilla febrero 16 de 2024
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