55. FUMAR PASÓ DE MODA
FUMAR PASÓ DE MODA Tenía 14 años cuando a escondidas, en el colegio, acompañado del amiguito cómplice, llevé mi primer cigarrillo a la boca. Me produjo mareo, náuseas, escalofríos y una tos asfixiante. Lo aborrecí para siempre. De una. Como todos los muchachos del barrio coleccionaba el papel envolvente en que venían guardados y que le dábamos forma de billete - todavía no venían en cajetillas - con un valor monetario según la marca, así: Pielroja: un peso; Lucky strike: 10 pesos, Marlboro: 20 pesos; Chesterfield: 50 pesos; Kool, 100 pesos. Moneda ficticia con la que pagábamos el costo, de perder en los juegos, en especial, el de la bola de uñita (canicas). Estando ya en la universidad los compañeros de estudio, en su mayoría, eran fumadores. En la pensión donde vivía por las noches, en una gran mesa, bien alumbrada, se reunían a estudiar armados de un termo repleto de café y el infaltable paquete de Pielroja. De mi parte tenía que salir huyendo a otro sitio, fuer