33. LA SOLEDAD DE LOS VIVOS
LA SOLEDAD DE LOS VIVOS
¡No sé; pero hay algo que explicar no puedo,
que al par nos infunde repugnancia y duelo,
al dejar tan tristes, tan solos los muertos!
“¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!”
El ciprés solitario en 17-Mile Drive. El Carmelo, California |
En las inmortales rimas de Gustavo Adolfo Bécquer
se plasma antigua creencia, de que la soledad pertenecía
al reino de los muertos, la soledad de los sepulcros.
La era cibernética, de la biotecnología, ha
proyectado la soledad de los jardines funerarios al conglomerado salón de los
jardines sociales, tradicionales conversatorios, donde ya no se charla. Cada
uno de los allí concurrentes, seres parlantes, enmudecen ante el imperio desmedido
del minúsculo y novedoso móvil o la absorbente pantalla de televisión.
“Juntos, pero no revueltos”, dice refrán popular,
para referirse al encuentro sin comunicación ni dialogo entre la gente.
Impregnado este mensaje, además, de cierto tufillo discriminatorio, chocante
que, en vez de congregar crea distancias. Para significar, además, que estamos
solos en medio del tumulto.
No obstante, el auge inusitado de las redes
sociales y poderosos recursos que brindan los medios de comunicación, que se
suponen debieran unirnos más, paródicamente nos acercan menos. En correspondencia
constante, distante, invisible, sin presencia; al otro no lo vemos, no lo
sentimos en su humanidad psicosomática. Likes, memes, stikers, iconos, mensajes
de texto, fotos y videos no satisfacen nuestra exigencia de compañía, la
necesidad de los demás, como seres sociales que somos.
Un intercambio tecnológico, carente de calor
humano ante la ausencia de la mirada que habla, de unas manos abiertas que se entrelacen
calurosas, del abrazo que irradia el palpito del corazón jubiloso por el encuentro,
del beso comunión que se acomoda en la mejilla con reconfortante sentimiento de
amor o afecto.
Cada vez estamos más solos. Cuando por mandato
divino “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”[i]
Una, de tantas definiciones de soledad, la
concibe como “la experiencia displacentera que ocurre cuando la red de
relaciones sociales de una persona es deficiente en algún sentido importante,
ya sea cualitativa o cuantitativamente[ii]
El mundo científico se encuentra agitado ante
declaratoria reciente de autoridades de salud del Reino Unido que consideran la
soledad un problema de salud pública semejante, en su magnitud, a la obesidad.
La soledad se ha convertido en un problema
social, tanto que se ha incorporado a la agenda política en algunos países. La
primer ministro de Inglaterra, Theresa May, por ejemplo, ha encargado a la
ministra de Deporte y Sociedad Civil, Tracey Crouch, del Ministerio de la
Soledad, recientemente creado. "Nadie debería estar solo en la vejez” es
eslogan de la campaña para enfrentar la soledad de más de nueve millones de británicos
(13,7% de la población)[iii]
Son muchas las causas que se esgrimen para
explicar este fenómeno, entre otros: edad, enfermedades físicas, declive
funcional y cognitivo, factores ambientales, falta de contacto social,
conflictos personales, deseo de intimidad o necesidad de relacionarse con los
demás, las redes sociales y raíces genéticas.
En el trasfondo de estos elementos veo la crisis
del tradicional concepto de familia como generador de cada uno de ellos.
Evidente en la reducción de sus miembros y, lo más grave su lamentable,
progresiva disolución. Y, claro, la
crisis de la familia es consecuencia directa de la crisis del amor, la más
trascendental de las manifestaciones humanas, imposible de sistematizar, de
reducirla a la figura colorida de un meme lanzando besitos a montones o un rojo
corazón que titila.
Es la familia consecuencia y generadora del amor en
su expresión más sublime. Si miramos bien los factores que conducen a la
soledad, con su triada de ansiedad, depresión y suicidio, caemos en cuenta de su
origen primario en un hogar toxico, carente de expresiones de afecto, cariño y
comprensión.
Informes se ocupan sobremanera en la soledad de los
viejos; desplazados no solo por su descendencia, también por su entorno social.
Descuidan, en cuanto no dan trato semejante, la orfandad de niños y jóvenes desamparados
por sus padres a consecuencia de su intensa agenda laboral, de sus ocupaciones.
Sentirse abandonados, tantos los unos como los otros, conduce, indica la amarga
experiencia, a las drogas, alcoholismo y depresión.
No importa
la edad, pero soltería prolongada, divorcio y viudez tienes sus límites, tanto
personales como sociales. Momento crítico llega, cuando el ser amado, en que
tanto has soñado para realizar tu proyecto de vida, no aparece y más grave aun
cuando al haberlo tenido, a tu lado, se marcha o perece. Aquí entra en juega la crisis del
matrimonio como complemento. Nada más traumático para el ser humano que la
falta de amor, no sentirse querido, correspondido. Sin hogar, con la familia
acabada, destruida.
Es decir, muy común: “que nadie es imprescindible”.
Sin embargo, la soledad como experiencia negativa - no siempre lo es - en donde reside su condición patológica, se da
por ausencia de una persona imprescindible, “sentimentalmente”, para el que la
sufre.
Terrible la soledad de desplazados por la
violencia, de los que sufren la tragedia de desastres naturales y accidentes catastróficos cuando son desatendidos
por instituciones llamadas a socorrerlos o por el Estado. La demanda de
solidaridad, es decir, de expresiones de amor comunitarias, son imperiosas para
contrarrestar su ánimo caído.
Sin padecer circunstancias adversas el hombre de
la ciudad, enrejado en su casa o enclaustrado en su apartamento, sufre incomoda
soledad ante la ausencia del vecino para conversar o compartir; de parientes y amigos
con quienes saborear un café en el ocaso de la tarde. La inseguridad lo
arrincona en las cuatro paredes de su domicilio, meditabundo, solitario y vista
perdida en el horizonte.
Baja resiliencia, ante la enfermedad, inutilidad, desocupación
y conflictos personales, acentuados por
baja autoestima y sentimientos de culpa, es fermento propicio para el
aislamiento social. Fortalece actitud pesimista
ante la vida que induce a la depresión.
La depresión es de las principales enfermedades
provocadas por la soledad. Trastorno mental que, según la OMS, afecta a más de
300 millones de habitantes en el mundo. Supone
enorme carga presupuestal para las economías de los Estados. Convirtiéndose,
este mal, en una de las primeras causas de
discapacidad laboral.
La soledad patológica tiene entre 37-55% de base
genética. En genes relacionados con neurotransmisores localizados en el núcleo
dorsal del rafe como la dopamina, serotonina y otros sistemas celulares
relacionados con el apego, como la oxitocina.[iv]
La soledad crónica se asocia a niveles altos de
cortisol, una de las principales hormonas del estrés, así como una mayor
resistencia vascular, que puede elevar la presión arterial y reducir el flujo
sanguíneo hacia órganos vitales.[v]
El médico y payaso estadounidense Hunter “Patch"
Adams, conocido internacionalmente como "El médico de la risa” insistía
que la mejor medicina es "la amistad, el amor que conecta a unos con otros…
No basta con recetar un fármaco para que la gente se sienta menos sola", afirmaba”.[vi]
La soledad cuando vivos, según datos epidemiológicos,
hace temprano el alcance de la soledad de los sepulcros por la estela de enfermedades
que consigo trae, al debilitar mecanismos inmunológicos de defensa.
“Las estirpes condenadas a cien años de soledad
no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra”. Sentenció García Márquez.
La vida es una sola. no tenemos otra. Hay que reír.
Reír por lo menos tres veces al día[vii]
en vez de tomarnos demasiado en serio.
PD. Reconocer que, gracias a la bendita soledad, en
su dimensión positiva: estimulante compañera, pude complacerme escribiendo esta
breve reflexión para mis apreciados lectores de Teomedicadas.
Paloma solitaria. Zoológico San Diego, California |
[i] (Genesis 2:18).
[ii] PEPLAU LA, PERLMAN D: Toward a social
psychology of loneliness. En: Gilmour R, Duck S (eds). Personal Relationhsips:
3. Personal Relationships in Disorder. Academic Press, Londres, 1981.
[iii] http://www.noticiasrcn.com/tags/salud
[iv] Gao J, et al. Genome-Wide
Association Study of Loneliness Demonstrates a Role for Common Variation.
Neuropsychopharmacology. 2016 Sep 15. doi: 10.1038/npp.2016.197
[v] http://centrodepsicologiaintegral.com/soledad-la-nueva-epidemia/ Elena
Martin Canovas 9 October, 2017
[vi]
/www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2009-05-14/depresion-no-es-enfermedad-sino-sintoma-de-soledad
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