BIOÉTICA POLITIZADA
BIOÉTICA POLITIZADA
Feliz de quién cruza la vida entera teniendo mil razones para
vivir. Helder Camara
“La
Bioética y la investigación científica Mundial”, fue título central de la conferencia
que dictó el doctor Volnei Garrafa, el pasado 16 de mayo, en el auditorio de la
Universidad Metropolitana. Encuentro realizado bajo la coordinación del
profesor Arturo Barros Ortegón. Director del departamento de social, humanística
e idiomas de esta universidad.
No tengo recuerdo, en mi largo recorrido docente,
de la presencia en la ciudad de Barranquilla, de un peso pesado de la Bioética,
a nivel mundial, como el odontólogo brasilero Volnei Garrafa:
Profesor Titular y Coordinador de la
Cátedra UNESCO y Posgrado (Maestría y Doctorado) en Bioética de la Universidad
de Brasilia, Brasil.
Miembro del International Bioethics Committee de la UNESCO
(2010-2013).
Presidente Sección Latinoamericana de la
Sociedad Internacional de Bioética (SIBI);
Editor jefe de Revista Brasileña de
Bioética;
Presidente de Red Latinoamericana y del
Caribe de Bioética de la UNESCO – REDBIOÉTICA (2003-2010).
Presidente Sociedad Brasileña de Bioética
(2000-2005)
176 trabajos de investigación publicados
en revistas científicas indexadas, 18 libros y 63 capítulos de libros.
LA CONFERENCIA. El discurso, de nuestro
ilustre visitante que concreto en el titulo de esta crónica, propende por una “bioética politizada”, en el sentido
optimista, positivo y real de esta expresión. Busca el bienestar de la polis, es decir de la ciudad, del país,
en una proyección más amplia del planeta tierra, sin desconocer, por ello, el usual
enfoque de la bioética por la biomedicina y las consecuencias de la tecnología.
En absoluto distanciamiento al significado pesimista, negativo y falso de politización,
igual a corrupción, que le damos en Colombia. Dada la degradación a que ha
llegado la clase política, preocupada más en sus intereses particulares, en su clientela,
que en el bien común.
Su doctrina es epistemología, insiste en
llamarla así, que propone la necesidad de trabajar con recursos teóricos y
metodológicos que se ajusten a la problemática latinoamericana. Trasciende los tradicionales
principios anglosajones de autonomía, beneficencia, no maleficencia
y justicia preconizados por Beauchamp y Childress desde 1979. Considera
que, esta escuela principialista, ajena a nuestra realidad regional con énfasis
mayor en la autonomía del individuo, ha permitido el florecimiento de una
industria internacional sobre el “consentimiento
informado” incorporada a la investigación en humanos y tratamientos
médico-hospitalarios; como si todas las personas fuesen autónomas, sin
limitante alguna.
Propugna, el doctor Garrafa, porque la
bioética aporte criterios significativos
a los problemas de países, que llama “periféricos”,
en contraste con países desarrollados, EEUU y Europa, que denomina “centrales”. Problemas que clasifica en:
1. Persistentes. Exclusión social, discriminación,
pobreza, vulnerabilidad, enfermedades infectocontagiosas, desnutrición, aborto.
2. Emergentes. Trasplantes de órganos y tejidos, uso de
células madre, reproducción medicamente asistida y todo lo relacionado con la
genómica o medicina predictiva.
Pienso que su clasificación en países periféricos
y centrales es nomenclatura más digna, de mayor consideración, con los pueblos llamados subdesarrollados o del tercer mundo, en cuanto son, de esta forma, sutilmente
discriminados en su invaluable condición humana.
En su parecer una bioética diseñada para
anglosajones en pleno siglo XXI no responde a las soluciones que demandan los desprotegidos,
los más vulnerables de nuestra sociedad, con políticas efectivas de Estado en
cuestiones de salud, calidad de vida, acceso a nuevas tecnologías, conservación
del medio ambiente, al bienestar de la ciudad en general. Dentro de un cabal
concepto de seguridad social.
Invoca con vehemencia la Declaración
Universal sobre Bioética
y Derechos Humanos de la UNESCO, 2005, celebrada en París, para indicar que, a partir de esta convocatoria, se amplían, dentro de un universalismo ético otras categorías a la praxis de la bioética,
así: derechos humanos, dignidad humana,
responsabilidad (individual y pública), vulnerabilidad, integridad, privacidad,
confidencialidad, igualdad y equidad, no
discriminación, no estigmatización, solidaridad, tolerancia, diálogo multidisciplinario y pluralista, acceso
equitativo a los adelantos de la medicina, la ciencia y la tecnología, especial atención a necesidades de países en desarrollo; salvaguardar y promover intereses de las
generaciones presentes y venideras; importancia
de la biodiversidad y su conservación etc.
La propuesta del profesor Garrafa da toque
político, necesario, al estudio, comprensión y aplicación de la bioética, para
una bioética, en verdad, práctica. Intenta
superar, desde una perspectiva pluralista y secular, el patrón doctrinario, anglosajón. Anclar en uno propio, latinoamericano, que aporte,
en las decisiones a tomar, para resolver sus habituales conflictos, no solo
biomédicos, también político- sociales. Como contribución al logro de unos
mejores ciudadanos sin los cuales no es posible el alcance de una auténtica
democracia, de una nación en paz.
Se me antoja, esta epistemología, propende por un nuevo orden en el campo de la bioética
que – remedando a su paisano monseñor
Helder Camera, arzobispo de Recife, eximio
exponente de la teología de la
liberación, década de los 60 - invita a
desligarnos, en parte, de la doctrina surgida del Informe Beltmon, con una visión distinta capaz de enfrentar el paternalismo científico
– farmacéutico de las todopoderosas multinacionales que lucran del negocio de los medicamentos y de la misma Organización
Mundial de la Salud, a partir de una “Bioética
de la Liberación”.
” En
América Latina queremos pensar las cosas con nuestros cerebros, con nuestros
ojos, queremos una bioética que lleve en sí misma los valores morales y las
coyunturas de nuestra región”,
afirma con entusiasta rebeldía.
Barranquilla mayo 20 de 2019.
Teobaldo Coronado Hurtado
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