No. 102. REMINISCENCIA CARIBE
MÚSICA
DE ETIQUETA
Cúpula Iglesia San Pedro Claver. Cartagena. |
El
SINU SAX QUARTET, es cuarteto dirigido por el profesor Julio Castillo e
integrado, además, por Gober Pitalúa, Manuel Díaz y Juan Naranjo. Este último
hijo del maestro Miguel Emiro Naranjo, director de la conocida Banda de
Laguneta. Todos, oriundos, del Departamento de Córdoba, vinculados a la Escuela
de Bellas artes de su universidad, en Montería.
Una mezcla de jazz y música clásica brota de sus 4 saxofones, sazonados
magistralmente con gaita y clarinete. Queda uno loqueando ante un
espectáculo, a lo mejor, increíble, para la misma gente que con su raigambre
sabanera - sinuana inspiran a los hacedores de porros, cumbias y mapalés.
Sin
el escandaloso bullicio de tardes de corraleja, o noches de caseta y fandango;
en el entorno pomposo del Teatro Amira de la Rosa hierve
la sangre Caribe, entre los asistentes,
cuando los académicos saxofonistas soplan canciones como: Los Sabores
del Porro, El Sapo, Fiesta en Corraleja
o la Lorenza.
Me
torné meditabundo al escuchar tanta riqueza musical, tanta finura melodiosa, en
canciones que tradicionalmente hemos asimilado para la parranda, casi de forma
exclusiva.
Sentía
tremendo regocijo intelectual al contemplar cómo la música nuestra, autóctona,
es capaz de producir exultante placer a los sentidos. Encumbrada en una
dimensión, ricamente espiritual, que trasciende el simple deleite gozoso del
baile y el rumbón.
Se
me ocurre pensar que esta agrupación, fundada en 2005, es continuadora, en
cierta medida, de la escuela musical de ese otro ilustre hijo del departamento
de Córdoba Francisco Zumaque.
Son
canciones que, de manera inevitable, transportan al pasado. Es entonces cuando el
farandulero mayor, del grupo folklórico de la Universidad del Norte, Mauricio
Muñoz, “Mau”, a mi lado, al sonar las notas entusiastas de “la mala palabra”
hace la pregunta de rigor. ¿Médico y de que te acuerdas?
La memoria, le respondo, me lleva a mi época de estudiante, a los desfiles de la semana universitaria, en el mes de octubre, guapurreando detrás de una papayera por las callecitas del sector amurallado en la ciudad heroica.
La memoria, le respondo, me lleva a mi época de estudiante, a los desfiles de la semana universitaria, en el mes de octubre, guapurreando detrás de una papayera por las callecitas del sector amurallado en la ciudad heroica.
Y
obvio, con Río Sinú me viene a la cabeza la época inolvidable y placentera del
Club Alemán cuando, a la medianoche del 7 de diciembre, se prendía la fiesta de las velitas.
Al retumbar la “Piragua”, de inmediato, mi mente voló al camino que de la Ciudad de
México conduce a Taxco cuando el guía turístico me forzó a cantarla en el bus
que nos transportaba hasta Acapulco, la primera vez que estuve en tierra azteca
por allá en 1985.
Si, la
Piragua de Guillermo Cubillos.
Era la piragua, era la piragua.
Doce bogas con la piel color majagua
y con ellos el temible Pedro Albundia,
en las noches a los remos le arrancaban
un melódico rugir de hermosa cumbia.
Doce sombras, ahora viejos ya no reman,
ya no cruje el maderamen en el agua,
solo quedan los recuerdos en la arena
donde yace dormitando la piragua.
Hay
que celebrar que un evento tan poco publicitado tuviera acogida tan generosa:
“de bote en bote”. Lo que indudablemente debe tener muy contentos a sus
organizadores: El Banco de la República Y el Centro Cultural Cayena de la
Universidad del Norte.
Barranquilla
marzo 13 de 2009
SENTIMIENTO
CARIBE
BOCAS DE CENIZAS. BARRANQUILLA. |
Primera
referencia sobre lo Caribe la tuve desde la escuela primaria cuando aprendí que
las aguas del Océano Atlántico, que llegan a nuestra costa, constituyen el Mar
Caribe.
De
niño, porque a mi papá le encantaba, recuerdo con nostalgia la canción “Caribe soy” interpretada por el argentino Leo Marini.
“Caribe soy de la tierra del amor, de la
tierra donde nace el sol, donde las verdes palmeras se mecen airosas al soplo
del mar”.
En
mi adolescencia y primera juventud la Sonora Cordobesa, orquesta de Montería, puso
de moda el ritmo de la Macumba, creación de Francisco Zumaque (Padre) quien era
director de la Banda Departamental de Córdoba y de la orquesta popular Los
Macumberos del Sinú.
La macumba,
mezcla de mapalé y cumbia, animaba las fiestas de la época rivalizando con las incitantes
guarachas de Aníbal Velásquez, cadenciosos fandangos de Rufo Garrido y sabrosura
contagiante de los porros de Pedro Laza y sus Pelayeros. El mapalé clasifica
dentro del reportorio musical de la música caribeña con el porro, la gaita y la
cumbia etc.
Tuve
suerte de asistir a los Festivales de Música del Caribe que se realizaban en
Cartagena, en la plaza de toros, década del 80,
y conocer al joven maestro Pacho Zumaque, hijo, con la maestría alborotada de
sus composiciones y el bombo arriba con los brazos en alto, que pregonaban el
sentimiento Caribe en sus acordes. En aquellas noches inolvidables de la ciudad amurallada, por vez primera, entoné entusiasmado ese himno contagioso del
festival “Colombia Caribe”
“Si si, Colombia. Si si, caribe
Si si, Colombia. Si si, caribe
Cantando
cantando yo viviré, Colombia tierra querida
Cantando yo viviré Colombia tierra querida”. 1986.
El
sentimiento Caribe es un modo de ser, una actitud ante la vida que había
vivenciado, equivalente, a “Ser
costeño”, referido a nacidos en la Costa Atlántica, excluyendo la Costa
Pacífica. El Nobel García Márquez afirma que el Caribe comienza en el sur de la
Florida y termina en las costas del Brasil.
Al
contemplar el espectáculo que brindó un Pacho Zumaque grandioso, la
noche del 11 de Febrero pasado en el Teatro Amira de la Rosa, descubro con
fascinación, con inmenso orgullo que el “Ser
Caribe” que palpita en mi esencia barranquillera es un don dispuesto por la
naturaleza, por la gracia de Dios, para seres humanos como Shakira (Barranquilla)
Carlos Vives(Santa Marta) Juventino Ojito(Polonuevo) Los hermanos Zapata Olivella (Lorica) José Barros(El
Banco) Pacho Galán (Soledad) Gabriel García Márquez(Aracataca) Leandro
Díaz(Barrancas) Guillermo Buitrago (Cienega)
Joe Arroyo y Juan Carlos Coronel(Cartagena) para mencionar algunos de
los personajes que hacen honor a nuestra estirpe Kalamary.
“Kalamary tribu Caribe tiñó su sangre guerrera la
tierra cartagenera del color del dividivi”.
El
ser Caribe es expresión singular de la biodiversidad humana del continente
americano. En él se funden el negro, el blanco y el indio para dar forma a un
prototipo, una especie única, que marca la diferencia con características de
las cuales el maestro Francisco Zumaque es exponente puro, con la aureola mágica
que brota de su humanidad mestiza, rica en: alegría, inteligencia, imaginación,
gracia, humildad y señorío.
Como
nunca, después de escuchar las Mujeres de mi tierra, Macumbia y el Himno del
Caribe me siento orgullosamente Caribe…Si, Si, Caribe.
Disfraz de Indio caribe. Carnaval de Barranquilla. |
Barranquilla
febrero 14 de 2010.
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