SOLEDAD Y SILENCIO. . No. 134.




“Qué estás pensando” de entrada te interroga el Facebook cuando penetras en su multifacética página. Confieso que, en ocasiones, esta pregunta ha sido motivación efectiva para escribir sobre algo, que en su momento me llama la atención, para Teomedicadas.

Hoy 28 de marzo, después de diez días de “tener casa por cárcel”, sin haber cometido ningún delito, la consabida pregunta ha sido quisquillosa desde que me levanté; porque, soy honesto, me cuesta bastante trabajo expresar lo que estoy sintiendo, resultado de este forzoso confinamiento. Tras el llamado “Respeto humano”, en que te da vergüenza comunicar lo tuyo.

Cierto es, una tristeza íntima me embarga, romántico como soy y de los de antes. No se nota, no es aparente, por mi modo de ser extrovertido, jacarandoso.
Mortificante la pesadumbre, a lo mejor todos, en una forma u otra, la padecemos, por el obligado encerramiento, de estos días que nos priva de gozarnos la sabrosura de vivir la vida.  

En mi rutina diaria, de inquieto barranquillero y jubilado, reprimido estoy al recorrido mañanero por calles y parques circunvecinos o toparme y jugar con los tenistas, compinches, del Parque Eugenio Macías. 

Rondar, al mediodía del sábado, la Plaza del Parque o el Buenavista y encontrarme algún dilecto amigo para saborear un delicioso helado en la "Americana" o la infaltable “fría bien helada”, en el Punto Múltiple.

Ser fiel, sumiso acompañante vespertino, de la máxima autoridad de la casa, por supermercados y tiendas.

Y huérfano de los científicos encuentros nocturnales, de los jueves, con mis compañeros de asiento en la Academia.

En medio de soledad y silencio tan prolongados, de mi mayor agrado en condiciones normales, vienen a la mente, una y otra vez, seres queridos, amigos y médicos, que de diciembre a esta fecha han partido hacia el más allá, dejándome el ánimo entristecido. Su imborrable recuerdo, acrecienta la honda pena que llevo por dentro, en medio de este callado retiro, y la memoria de: Aníbal Suárez, Julio Pizarro, Jaíme Mercado, José Félix Patino, Efraín King Rocha, Lucho Consuegra y Geovanny Acosta sacude con mayor intensidad mis mejores sentimientos.
Con Aníbal Suárez en su cumpleaños 80. Abril 16 de 2019


Aparte, lo antes escrito, lo que en verdad ha sido determinante para garrapatear esta sentida nota y manifestar, sincero, mi actual estado anímico, es la imprudente diatriba que apareció ayer publicada por un joven galeno, suscriptor del Facebook.  Algo lamentable que ha conmovido el espíritu ávido de ciencia y el alma generosa del médico que en mi habita. Tal cual he sabido proyectar, en larga trayectoria docente, a mis alumnos en la cátedra y el ejercicio profesional.

Preciso, aparece este ominoso improperio, en momento tan álgido de la humanidad. Vea usted, que la sociedad civil, nunca lo había visto, se ha puesto de pie para vitorear por balcones y terrazas, en medio de calles vacías de las ciudades, a los valientes protagonistas de esta dura batalla contra el enemigo inclemente del coronavirus.

Médicos y demás agentes sanitarios, de todos los hospicios del mundo, han sabido poner en lo alto del firmamento a la asombrosa ciencia médica. Sacrificados y heroicos practicantes del arte hipocrático que compasivos exponen sus vidas y la de los suyos para para salvar otras vidas, sin distingos.  En cumplimiento del Juramento médico que los compromete a “Consagrar sus vidas al servicio de la humanidad”. Y más allá, de este mandato escrito, por un imperativo, que les dicta su propia conciencia, prestan este servicio por decidida vocación de amor al hombre, cualquiera sea su condición.

Sin embargo, tal observamos en las películas, esta pesadilla, pandemia, semeja una ficción en donde por desventura aparece el villano, que trata de enlodar tan gallarda gesta. Atrevido sujeto que pone delante su fanatismo político por encima del bien de la comunidad doliente, haciendo caso omiso a preclaros preceptos de la ética médica, bioética y demás disposiciones legales[1] en relación con los derechos humanos.

El profesional de la salud que intenta hacer de la relación médico – paciente un chiste, transita por el terreno resbaladizo de la ignorancia, irresponsabilidad e insensatez. Con la vida de la gente no se juega. 

Honor y gloria a todos los médicos de Colombia y el mundo.
Que Dios misericordioso los bendiga y proteja

¡Sursum Corda, arriba los corazones!

Barranquilla marzo 28 de 2020

Teobaldo Coronado Hurtado




[1] JURAMENTO HIPOCRÁTICO. En cuanto pueda y sepa, usaré de las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia.

DECLARACIÓN DE GINEBRA. "En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad.

No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, de partido o de clase.

DECLARACIÓN UNIVERSAL SOBRE BIOÉTICA Y DERECHOS HUMANOS
Artículo 11 – No discriminación y no estigmatización
Ningún individuo o grupo debería ser sometido por ningún motivo, en violación de la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades fundamentales, a discriminación o estigmatización alguna.
Artículo 12 – Respeto de la diversidad cultural y del pluralismo
Se debería tener debidamente en cuenta la importancia de la diversidad cultural y del pluralismo. No obstante, estas consideraciones no habrán de invocarse para atentar contra la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades fundamentales o los principios enunciados en la presente Declaración, ni tampoco para limitar su alcance.

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE COLOMBIA, 1991
Artículo 13. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica.

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS. Artículo 7. Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.

"CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS” Derechos Civiles y Políticos.
Artículo 4. Derecho a la vida.
1.  Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.


Comentarios

  1. Saludos DR.Coronado, muy sentida nota..

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    1. Como esta señora Nora. Muchas gracias por sus comentarios. Son estimulantes. Dios le pague. Cuénteme todavía vive en San Diego. Cordial saludo.

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