CALIDAD DE VIDA EVALUACIÓN CRÍTICA. MÉDICO-FILOSÓFICA
CALIDAD DE VIDA. EVALUACIÓN CRÍTICA. MÉDICO-FILOSÓFICA
Bocas de Cenizas. Color Azul. Photo by Dr Teo. |
Resumen
Se atienden, para establecer el criterio de calidad de vida humana, los mismos elementos que se tienen en cuenta para determinar la calidad de un producto comercial. Luego se hace el cuestionamiento médico filosófico de esta hermenéutica utilitarista, mercantilista, que atenta contra la dignidad de la persona humana, en especial, de los más vulnerables.
INTRODUCCIÓN. Es la vida, definida como movimiento o expresión de un conjunto de fenómenos fisiológicos y metabólicos integrados, la que hace realizable una existencia satisfactoria involucrada estrechamente en lo personal. Mediante este recurso dinámico se logra alcanzar un deseado bienestar para justificar, con certeza, la razón de ser de una verdadera vida humana, de una vida con calidad. [I]
Es común utilizar, en círculos médicos,
los conceptos de:
1. “Cantidad de vida” para referirse a la disponibilidad de
vida biológica, a la mayor o menor competencia morfológica y funcional de los
valores vitales.
2. “Calidad de vida” para enunciar mayor o menor
competencia de realización de los valores morales que caracterizan las
ejecutorias de una vida personal. De esta manera calidad de vida, según Peter Singer,
sería sinónimo de “Vida Ética” [II] como un modelo de
vida capaz de satisfacer al tiempo el interés particular con el de las
mayorías.
La calidad de vida, uno de los
parámetros determinantes del respeto que la vida humana merece, nos llevaría -
cómplices con el equivalente económico del concepto de calidad, que no comparto
- a considerar la vida humana un producto más, un bien o servicio de la
actividad comercial que permite a su usuario, un ser humano del género homo
sapiens, dar cumplimiento a su empresa existencial, es decir, existir, y
ojalá de una manera útil y exitosa.
Bocas de Cenizas. Color Amarillo. Photo by Dr Teo
LA
VIDA HUMANA UN GRAN PRODUCTO
Desde el punto de vista utilitarista, estaríamos ante un importante producto que:
Ø Necesita mostrar calidad, tener
calidad.
Ø Con capacidad de prestar un servicio
excelente.
Ø Bien cuyo precio es difícil establecer y al
que hay que reconocerle gran valor. ¿Cuánto?
¿Cuáles son los criterios, sobre la base de qué elementos vamos a determinar su valor?
¿La vida como servicio qué funciones
debe realizar para satisfacer las exigencias de su usuario, del ser humano?
Respuestas a estas preguntas, en el
tono irreverente que las hago, interesan en medida que sirvan para mostrar una
seria argumentación ética, objetivo de este ensayo. En esa dirección y no en
otra trataré de orientar la reflexión.
En consonancia con la idea de producto o bien el filósofo norteamericano Ronald Dworkin considera que la vida humana es una inversión: <<una inversión biológica sumada a una inversión personal>>[III[. Hablar de inversión induce a pensar en capital, en riqueza. Que la vida humana es, algo así como, un bien patrimonial, en el que se ha acumulado toda una riqueza biológica y una riqueza personal.
Con Tristam Engelhardt hay que reconocer que este producto, por la calidad de la inversión que en él se ha hecho, merece <<trato especial>>[IV] por cuanto al mismo tiempo, en un singular empaque, se encuentran reunidas dos vidas: animal y personal; más exactamente: una vida humana biológica y una vida humana personal.
Ilustremos las ideas sobre cantidad y calidad de vida con el siguiente ejemplo: Un anciano que padece enfermedad terminal, supongamos por un cáncer, que lo tiene en estado de postración física puede, excepcionalmente, mostrar una calidad de vida personal que le permita hacer uso correcto de su autonomía como agente moral para tomar decisiones razonables, las más convenientes a su futuro inmediato. En este caso tenemos a un anciano con una pobre cantidad de vida por su edad y precarias condiciones físicas, pero, con una gran calidad de vida personal.
Parámetros de la calidad. Determinar la calidad del producto, en
este caso la vida humana, desde el ambicioso marco de los negocios, dependerá
de:
a. Diferentes
presentaciones,
b. Funciones que
realice,
c. Utilidad,
d. Garantía que
tenga;
e. Excelencia
del servicio que va a prestar.
PRESENTACIÓN
Varía desde el estadio inicial de
cigoto hasta anciano, pasando por embrión, feto, recién nacido, lactante menor,
lactante mayor, preescolar, adolescente, joven adulto, joven viejo, tercera
edad y cuarta edad. Dentro de una diversidad racial, cultural y socioeconómica
que, de una manera u otra, tienen que ver con la calidad, en particular, del
producto.
FUNCIONES
Guardan relación con los dos tipos de
elementos constituyentes que la integran.
a.
Lo biológico. Con funciones propias de la vida
animal o instintiva: respirar, palpitar, digerir, eliminar, procrear, comer,
dormir, tener sed, hambre etc.
b.
Lo personal. Realizar actividades con sustento en
la razón o en su inteligencia: ser pensante, libre, autónomo, responsable,
etc., es decir, un individuo ético y culto.
GARANTÍA
La vida humana tendrá garantía limitada
al tipo de presentación y elemento predominante en su conformación.
a.
Menor
tiempo o juventud, del producto, el tiempo de garantía aumenta.
b.
Mayor
tiempo o antigüedad, del producto, la garantía no es confiable. La expectativa
de vida útil estará disminuida.
c.
Si
el componente biológico predomina sobre el componente personal no se garantiza
calidad del producto y viceversa.
d.
La
calidad del producto está garantizada, es recomendable, si existe junto a su sana
estructura biológica, adecuada y permanente funcionalidad personal.
EXCELENCIA
Dada su frágil naturaleza el producto
siempre tendrá desperfectos. Con todo ello, es posible alcance algún nivel de
excelencia si logra verdadero equilibrio entre la funcionalidad biológica y la
funcionalidad personal, entre sus valores volitivos y sus valores críticos[V], entre los valores
vitales correspondientes a la vida biológica y los valores morales que
enaltecen la vida personal.
UTILIDAD
La utilidad irá en correspondencia al
soporte brindado por su contextura biológica, punto de apoyo a su dimensión
personal, en cuanto sea capaz de: conocimiento de sí mismo y vivir en
comunidad.
a.
Conocimiento de sí mismo. Le permite trascender más allá de su
estructura biológica. Alcanzar una existencia espiritual, intelectual y
religiosa.
b.
Vivir en comunidad. Tras el reconocimiento de los
demás desarrollará virtudes como la solidaridad y el amor que le permitirán
vivir de forma sociable y pacífica.
Cosificación de la vida. La discusión sobre la calidad de vida
se presenta por el divorcio que trata de establecerse entre vida personal y
vida humana. Sus partidarios hacen énfasis en las características propias de la
personalidad como determinantes exclusivos de la valoración que tiene la vida
humana, dándole a la condición biológica del ser humano una ubicación animal
semejante a otras especies presentes en la naturaleza [VI]. Pierde el carácter
sagrado, de este modo, la vida humana y se cosifica la categoría de ser hombre
por parámetros de personalidad calculados de igual manera a como se miden las
cosas que se venden. De esta forma, la condición humana en su armazón
antropomórfica es humillada y de sujeto llamado a la contemplación, veneración
y respeto pasa a ser objeto de negociación, de explotación, de compra y venta.
De discriminación perversa entre jóvenes y viejos, ricos y pobres, malos y buenos,
inteligentes y no inteligentes.
Peligros y ventajas de la calidad de
vida.
La utilización del concepto de calidad de vida puede llegar a ser peligroso por
lo ambiguo. Como, también, significar mejoría en las condiciones de vida de la
gente.
Es discriminatoria cuando en forma
cuantitativa, la hermenéutica de su aplicación determina que hay vidas con
calidad, es decir, con alta calidad de vida. De aquí se desprende que hay
otras vidas con baja calidad o despreciables, si tomamos como referencia de
baja calidad la pérdida o disminución de las cualidades personales.
Bocas de Cenizas. Color ocre. Photo by Dr Teo
INTEGRALIDAD MÉDICA
¿Cómo conseguir que el hombre en vez de objeto o cosa sea considerado sujeto?
Aceptando que el individuo, humano que es, se le debe tratar como un ser integral. Así lo hemos aprendido y
puesto en práctica los profesionales de la medicina, en cada paciente, en cada
ser humano enfermo. Al tiempo que se valora su individualidad se le considera
una totalidad.
Individualidad. Convenimos la individualidad de cada ser humano en el reconocimiento a la diferencia. Cada hombre es único e irrepetible: <<No hay enfermedades sino enfermos>> sentencia viejo aforismo médico. Estimación muy importante contra las discriminaciones. Los de baja calidad de vida como los de alta calidad de vida deben ser atendidos con igual aprecio en cuanto son vidas humanas per se. Es antihumano, repugna a la conciencia social, considerar seres humanos con baja calidad de vida como desechables [VII].
Totalidad. El manejo integral del enfermo refiere
a su condición psicosomática, a la aceptación de una totalidad. No se puede
prescindir de lo psíquico desconociendo lo somático o corporal y viceversa;
reducir lo patológico exclusivamente a lo biológico olvidando sus repercusiones
afectivas, a lo personal. Una atención sanitaria integral considera en su
conjunto lo corporal o biológico con lo personal en busca de la calidad del
servicio.
Bajo este soporte filosófico las leyes [VIII] que regulan las políticas sanitarias han dispuesto el concepto de “integralidad” como componente esencial de la calidad en la prestación del servicio de salud.
Bocas de Cenizas. Color tornasolado. Photo Dr Teo.
CORPOREIDAD
La
vida humana es una realidad antropológica que tiene expresión: habla, piensa,
delibera, reflexiona, toma decisiones. Se vale de un yo que la individualiza,
que la convierte en alguien distinto como persona.
La persona <<es>> porque tiene como substrato una vida humana; no es por medio de otra clase de vida. La vida humana trasciende su hechura biológica por la dimensión personal que en ella se encuentra encarnada. Conseguimos por la observación de la corporeidad antropomórfica [IX], como estructura vital, descubrir el mundo de la vida personal. Es a través del cuerpo, de unos rasgos físicos, de unos gestos que se nos identifica, valora y se nos quiere. Hacemos, así, presencia en la vida del mundo, reconocidos como personas. Desaparecido el cuerpo, depositario de la vida humana, eclipsa, también, la realidad de la persona que residía en ese cuerpo. Queda, como irrealidad, habitando, recuerdo o ilusión, en la vida de otros seres humanos.
Biografía. La persona consigue, con su accionar, que el cuerpo tenga presente, que exista ahora. Va más allá del cuerpo, en una irrealidad hecha futuro; para realizar proyectos y sueños efectivos como vida humana. La irrealidad del futuro, en la búsqueda de una buena vida, es aspiración personal que se convierte en realidad a partir del recurso corpóreo, de una vida humana biológica.
Cada persona tiene su biografía con un
pasado, pero, en esencia, con un futuro. De allí que el sentido pragmático de
la ética no se centra en lo que somos, sino en lo que debemos ser, lo que va a
ser de nosotros. Es la ética ciencia del deber ser. Es un futuro que no está
dado, sin límites. “El futuro es ingrediente de todo lo personal” [X]
El descubrimiento del pasado y del
futuro, el nacimiento, el presente y el porvenir de lo que fuimos, de lo que
somos y de lo que seremos solo pueden explicarse tomando como base la vida
humana. Por eso, es peligroso el concepto de calidad de vida, en su utilización
inescrupulosa, si reduce el ser humano a una simple cosa.
Bocas de Cenizas. Color violaceo. Photo by Dr Teo
LA
PERSONALIDAD UN ATRIBUTO
La realidad de la persona tiene grados
de configuración, de realización, de desarrollo; digamos, que, es imposible la
calidad total como persona. Concurren factores externos e internos que la pueden
ocultar o disminuir, nunca negar. En poca o mucha medida estará presente en
distintas etapas de la corporeidad que le sirve de soporte. Desde el principio
del ser hasta el final, es decir, hasta la muerte insoslayable. Los atributos
de la personalidad permanecen en latencia aun en los grados más altos de
despersonalización [XI]. Una vida humana
nunca deja de ser una vida personal. Hay parámetros de la personalidad que
pueden fluctuar, en máximo o mínimo grado, con relación a la presentación de
corporeidad; por la simple razón de ser vida humana. Si no fuera así,
tendríamos que aceptar que el embrión de una rata es lo mismo que el embrión de
un ser humano o que un cachorro de tigre merece el mismo trato que un niño.
Para encontrarle así mediante este símil biológico justificación al aborto;
incluso al infanticidio como lo propone Peter Singer [XII].
Bocas de Cenizas. Color Gris. Photo by Dr Teo
DILEMA ÉTICO
Cuándo Engelhart y Singer hablan de <<trato especial>>
para la vida humana ¿Estarán, acaso, insinuando el mismo trato especial que
recibe el perro como aliado fiel del hombre o el que reciben leones y chimpancés
que nos divierten en los circos? Los animales no tienen futuro, carecen de
proyectos, no saben que van a morir, están predeterminados por la naturaleza en
sus componentes orgánicos y en sus acciones. El hombre, contrario sensu,
por el repertorio de sus acciones y en ejercicio de su libertad y autonomía
tiene presente y un futuro inseguro e incierto; no está predeterminado. Su vida
es un proyecto indefinido, realizable en la entelequia de una perspectiva
personal, sustentada en la realidad de un substrato biológico del cual conoce
sus limitaciones.
La disminución o ausencia de la vida personal no
justifica, por sí solo, el irrespeto, la aniquilación de un cuerpo que
despersonalizado es representación o símbolo sagrado de alguien, de un ser
humano que tuvo vigencia por sus ejecutorias. Dentro del mayor respeto posible
y en correspondencia con el sentido de la muerte que se tenga; propio o ajeno,
se dispondrá lo concerniente por parte de los suyos. Hay que reconocer que fue
por intermedio de esa masa corpórea que se establecieron relaciones interpersonales
de convivencia, de cariño y de amistad.
No participo, por lo tanto, de la aplicación
rigurosa de la calidad de vida en aquellos casos que desconocen el escenario de
la vida humana biológica; la mayor y más importante de las realidades sin la
cual los otros contextos no existirían, entre ellas la evidencia de la persona
como tal. Las cosas que tienen algún valor o sentido lo obtienen a partir de la
primera realidad que es la vida. Para
que surja la realidad de la persona con su singularidad tiene que concebirse
una vida con su individualidad.
El dilema ético vendría dado cuando a pesar de unos valores vitales aceptables los valores morales no encuentran un sujeto adecuado, como agente moral, porque su condición de persona no llena los requisitos como tales; es el caso de los niños, ancianos y discapacitados con problemas mentales. Al darse esta situación es común utilizar en círculos médicos los conceptos de cantidad de vida para referirse a la disponibilidad de vida biológica: a la mayor o menor competencia morfológica y funcional de los valores vitales. Y calidad de vida para enunciar la mayor o menor competencia de realización de los valores morales que caracterizan las ejecutorias de una vida personal. Los valores morales no son cuantificables.
Barco pasando por Bocas de Cenizas. Photo by Dr Teo.
Conclusión. En la medida que se puedan cumplir a cabalidad los criterios señalados de cantidad y calidad de vida se produce una aproximación al estado ideal, al parecer utópico, de completo bienestar; si en actitud razonable comprendemos lo vulnerable de la naturaleza humana e innumerables causas externas, de orden socioeconómico y ambiental, que inciden de manera negativa en su integridad y en el logro de la tan anhelada felicidad.
El valor actual de la vida humana de acuerdo con las ideas aquí expuestas tendría claro enfoque utilitarista cuando la vida biológica y la vida personal están presupuestadas en términos de vida útil, en tal forma que los muy viejos o en pésimo estado físico y clínico tendrían pobre valor en comparación con los jóvenes y completamente saludables. Por desventura, este criterio predomina, muchas veces, a la hora de definir conductas médicas, el Tríage hospitalario, por ejemplo.
En favor de los ambiciosos presupuestos
de la economía de mercado se homologa el valor de la vida humana, de manera calculada,
con valores de índole lucrativa, de la oferta y la demanda que caracteriza
cualquier negocio. Aplicado en el caso que nos ocupa del negocio de la
salud, por ende, al reprochable negocio de la vida humana. Y así, hallar
justificación legal a la práctica de la eutanasia; una forma de anticipar la
muerte como solución terapéutica a lo que se considera una vida indigna por su calidad ausente.
Teobaldo Coronado
Hurtado
[I] Coronado
Hurtado T, 2001, Del Respeto a la vida, Editorial Antillas,
Barranquilla, p122
[II] Singer Peter, 1995, Ética para vivir
mejor, Ariel Barcelona, p. 18
[III] Dworking Ronald, 1993, El
Dominio de la vida, Ariel Barcelona, p.102-103
[IV] Engelhardt Tristam H, 1995,
Los Fundamentos de la Bioética, Paidos, Barcelona, p. 157.
[V] Dworking Ronald, 1993, Ética
Privada e Igualitarismo Político, Paidos Madrid, p 97-98
[VI[ Singer P, 1995, Ética
Práctica, Cambridge University Press, New Yorkp.98
[VII] Coronado T, Op.cit, p. 130
[VIII] Artículo 279 de la
Ley 100 de 1993 y la Ley 647 de 2001,
[IX] Marías Julián, 1997, Persona,
Alianza Editorial, Madrid, p.21
[X]
Marías J, op. Cit, p. 21
[xXI Ibid, p. 29
[XII] Singer P, 1994, Repensar
la Vida y la Muerte, Paidos, Barcelona, p.195
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