HOSPITAL DE BARRANQUILLA. SESQUICENTENARIO

 


            

            HOSPITAL DE BARRANQUILLA

SESQUICENTENARIO

 

Introducción

El mes de febrero pasado se cumplieron cincuenta años de uno de los acontecimientos definitivos en mi decurso existencial y profesional:  mi llegada al Hospital General de Barranquilla. Un sueño de niño cumplido, hecho realidad. Ser médico en el mismo hospital donde vi la primera luz del día y, darse la gran coincidencia, de arribar en momento de tanto significado para esta emblemática institución de mi ciudad, su aniversario número cien.

Esta nota, sin embargo, en la jubilosa y sentida reminiscencia que a continuación hago de mi paso por el Hospital de Barranquilla, quiere rendir merecido tributo al sesquicentenario de su fundación ocurrida por una ley del Estado soberano de Bolívar del cinco de octubre de 1871. Son, pues, 150 años de existencia de nuestro benemérito hospicio, dignos de exaltar y que, hasta ahora, ha pasado desapercibido para sus actuales directivos, estamentos gubernamentales y su misma planta médica… ¿Y qué se “fizo” el otrora, admirable “Cuerpo Médico del Hospital de Barranquilla? Pregunto en mi condición de expresidente. De reconocida representación y gran protagonismo en el pasado.

 Tengo la incómoda premonición que mientras la fecha centenaria fue festejada con toda solemnidad y vivo jolgorio hace medio siglo; para el sesquicentenario no alcanzan a escucharse aun “los bombos y platillos” dignos de tan magna efeméride.

 


Hermana Rosa Antonia

Mi vinculación con el hospital venía de tiempo atrás, desde mi infancia, por los lazos que unían a las Hermanas de la Presentación con mi casa.  Una tía paterna, Julia Coronado Tesillo, pertenecía, a esta comunidad con el nombre monástico de Hermana San Anselmo (Anselmo su padre, mi abuelo sabanalarguero). Lo que motivaba un intercambio amistoso en especial con la hermana Rosa Antonia encargada de la capilla que honrada está, a su entrada, con una estatua del padre Carlos Valiente, gran benefactor de la institución insignia de la salud en Barranquilla.

“Aquí, esperando que mi Dios me recoja” alcanzaba a oír, de su voz trémula, a la hermana Rosa al preguntarle ¿Cómo está hermana? cuando la tropezaba por los pasillos del Hospital en mi tránsito hacia el área de quirófanos, ya como médico - anestesiólogo y ella bastante avanzada y vencida por los años.

 

De izquierda a derecha: Carlos Hernández (hijo), Luis F. Marín, José Rago, Teobaldo Coronado, Rafael Bermúdez, Humberto Espinoza.

Centenario 

En ese 1971 se estaba celebrando, con mucha pompa, un siglo de fundación del antiguo Hospital de Caridad. Denominado así, en reciprocidad con sus promotores la “Sociedad Hermanos de la Caridad”. Entidad que desde su fundación se propuso realizar tres obras de gran utilidad: un cementerio (el Universal), una Iglesia (la Iglesia del Rosario) y un hospital (el Hospital de Caridad, hoy llamado Hospital de Barranquilla) … como quedó establecido en su acta de inicio, fechada el 9 de mayo de 1867, y así se hizo”. [i]

Mi arribo al Hospital coincide, entonces, con los actos relativos a esta conmemoración a cargo de la denominada “Junta Permanente Pro-Hospital de Barranquilla”; conformada por un grupo de mujeres, esposas de médicos, que comandadas   por la señora Herlinda de Char se dieron a la tarea de recolectar fondos con este fin.

Fue intensa la actividad cultural (conciertos y bailes), científica (Congresos) desarrollada por estas damas, con su llamativa vestimenta de colores rosado con blanco, que permitieron la inauguración de la sala cuna y la adquisición de instrumental y equipos para el área de quirófanos. Destacaría, sin embargo, como logro más importante de esta junta la diligencia para convertir la   residencia de las monjas o “Clausura” en un hermoso auditorio – biblioteca que tanta falta hacia para las actividades académicas: sesiones clínicas, CPC, Club de revistas y docencia para los estudiantes de la Universidad de Cartagena.  Los doctores Marcos H Camargo y Manuel Urina que ya ejercían como instructores de la facultad de medicina de esta universidad consiguieron en 1964, mediante un convenio interinstitucional que sus estudiantes rotaran por los servicios de cirugía, medicina interna, ginecología y obstetricia e internado en el sanatorio barranquillero. Gran número de médicos, de esta forma, además de la vinculación laboral con el hospital tenían la condición de instructores de la Universidad de Cartagena. Fueron estos mismos profesores los que más tarde darían origen a la Facultad de Medicina de la Universidad Libre. “Un conjunto de médicos reunidos en enero de 1973 consolidan un equipo que conforma la Comisión Máxima organizadora de la Universidad Libre Seccional Atlántico, compuesta por los doctores Arturo Álvarez, Francisco Sales, Antonio Lozada, Manuel Urina, Julio Mario Llinás y otros cristaliza en Julio de 1974, con la fundación de la primera facultad de medicina de Barranquilla”. [ii]


Dr. José I. Casas    

Época grandiosa

Eran tiempos grandiosos, aquellos, en que la ejemplar y controvertida institución “De caridad” se constituía en epicentro de la atención de salud, único hospital público de la capital del Atlántico, de mejor calidad y mayor cobertura de la región caribe. Tenía como director al Dr. José Ignacio Casas, jefe de cirugía:  Humberto Espinosa; Marcos H. Camargo jefe del Departamento de medicina Interna, Carlos Hernández Sáenz coordinaba la consulta externa; Francisco Sales en ginecología y obstetricia; Pedro Muskus: jefe en la sala Fátima de ortopedia; Víctor Cabarcas Puello en oftalmología, Jorge Malkum: neurocirugía, Rafael Caballero Marín: cirugía plástica. Arturo Álvarez:  patología y Alfonso Atehortúa: director del Laboratorio clínico. Conformaban el staff de anestesiólogos los doctores: Guillermo Ariza Donado - coordinador del servicio, Rodolfo Ortiz, Francisco Miranda, Enrique Asmar y Eduardo Carballo. Poco después llegarían los doctores Reinaldo Oliva, Salvador Cure, José León, Juan Solano y Emilio Meza.


Fui el primer residente de anestesia que tuvo el hospital. Tras de mi pasaron por este servicio los doctores: Aníbal Suárez, Miguel Gómez, Luis Toledo, Humberto Caiaffa, Edgar Castillo, Ruffo Pantoja, Gustavo Alcalá, Ricardo Barceló, Gustavo Camacho, Jesús Sarmiento y Mercedes Berdugo. En su mayoría partieron, luego, a otros hospitales con acreditación académica para especializarse en anestesia u otras ramas de la medicina.

La política


Dr. Julio M. Llinás

La agremiación médica, no escapaba a la división partidista entre liberales y conservadores que igual que ahora, con otras denominaciones, depende de la afiliación política para ocupar cargos directivos en las instituciones de salud.  Del ala conservadora formaban parte: José Ignacio Casas, Humberto Espinoza, Rafael Bermúdez, Rafael Cepeda Vargas, Francisco Sales entre otros. Del lado liberal: Arturo Álvarez, Calixto Manotas, Fermín Zurbarán, Remberto Racedo, Manuel Urina, Rafael Algarín, Luis Francisco Ovalle, etc.  “Sin velas en este entierro” fui nombrado por un conservador (José I. Casas) y me tocó durante los 23 años de estancia en el Hospital (1971 – 1994) trabajar en plena “era liberal” bajo la coyunda de los senadores: Carlos Martín Leyes, Emilio Lébolo y José Name Terán.  Al respecto nos cuenta el doctor Julio Mario Llinás: “Fue el momento en que un grupo de varios médicos vinculados a la institución nos dimos cuenta de que sin la política no podíamos hacer nada y comenzamos por intrigar ante el Ministro de Salud, Harold Calvo Núñez, cartagenero y liberal para que el cargo de Director de los servicios de salud lo ocupara un miembro del partido… del rifirrafe que se produjo entre José Ignacio casas y Manuel Urina… Casas renuncio y el gobernador Álvaro Dugand Donado nombró director de los Servicios de Salud a Calixto Manotas y nuevo director del hospital al doctor Arturo Álvarez. Se inicio, así, la era liberal”. [iii]

Directores del Hospital

Directores de esta “Era liberal”, recuerdo a los doctores: Arturo Álvarez, Fermín Zurbarán, Luis Abuchaibe, Remberto Racedo, Luis Felipe Marín, Fernando Navas Uribe, Antonio Beltrán, Francisco Bernal, Carlos Carrillo, Fernando Tirado y Jesús Godoy, el último, a quien tocó aceptar mi renuncia en cumplimiento de la ley 100 de 1993 y constitución de 1991. Como valioso tesoro conservo la carta suscrita por el Dr. Godoy de la que transcribo algunos apartes:

                                             

  Dr. Jesús Godoy M.


Doctor Teobaldo Coronado


“Es para nosotros motivo de suma tristeza observar cómo perdemos un excelente recurso humano que, por tanto, tiempo trabajó, infatigable, a nuestro lado, por sacar adelante esta institución, patrimonio histórico de la salud en Barranquilla y la costa atlántica.

A ti, Dr. Coronado, gracias por todos esos momentos de compañerismo, de compartir los problemas cotidianos y pequeños y grandes logros de una administración que se ha preocupado por integrar las diferentes disciplinas médicas en la búsqueda de un objetivo común: brindar a nuestra comunidad los mejores servicios de salud con calidad, oportunidad y eficiencia.

Sabemos que para ti dejar el hospital es, también, motivo de tristeza y nostalgia, porque este hospital enseña a que lo quieran como a la propia casa.

Esperamos que las nuevas generaciones de médicos, que los suceda a ustedes, no sea inferior a la responsabilidad de reemplazar a excelentes funcionarios, como tú; no solamente por las cualidades científicas sino también en las condiciones personales.

Cordial amigo

Jesús Godoy Martínez

Director.

 

Capilla del Hospital. De izquierda a derecha. Adelante: Luis F. Marín, César Campo, Carlos Hernández Saénz.
Detrás: Juan Solano, Teobaldo Coronado, José Vergara.
Al fondo: Julio M. Llinás, Agustín Roldán, Víctor Armenta, José S.  Rosales

Carlos Hernández Sáenz

No puedo pasar por alto el liderazgo del Dr. Carlos Hernández Sáenz, sempiterno subdirector; su entrega y dedicación en la parte administrativa. Cada vez se producía un interregno entre el director saliente y el entrante, allí estaba el Dr. Carlos Hernández al frente de la institución con su dinamismo y gran don de gentes. 

 

De izquierda a derecha doctores: Carlos Barrera, Marcos Llinás, Teobaldo Coronado, José León, Antonio Mendoza
Atrás: Jesús Godoy, Efraín Gaines, Efraín King, Pedro Pallares, Nazario Hani, María Ortiz, Habib Santiago, Agustín Guerrero.

Cirujanos 

En esta remembranza quiero evocar, con cariño y mucho respeto, los nombres de algunos compañeros cirujanos, de tantas jornadas quirúrgicas, con los que compartí turno, día y noche, en cofradía segura y diestra en un organismo de salud que en esa entonces era considerado “Hospital de Guerra”. Solitario recurso sanitario, a donde acudir, de las gentes más necesitadas de la urbe. Una de las mayores satisfacciones que puedo mostrar, por lo tanto, de mi largo ejercicio profesional fue el de mi consagración al servicio de los pobres en equipo con el selecto grupo de profesionales que a continuación me permito mencionar:

Cirugía general:  Carlos Hugo Palacio, Fermín Zurbarán, Alberto Saumet, Efraín Gaines, Marco Llinás, Enrique Escorcia, Rosendo Altamar, Pedro Pallares, Fredy Mora, Argemiro Martínez, Agustín Roldán, Heriberto Vargas, Julio Posada, Nelson Zúñiga, Ricardo Figueroa, Habib Santiago, Álvaro Rolong, Francisco Fritz, Max Peña.

Ginecología y Obstetricia: Julio Mario Llinás, Remberto Racedo, José Rosillo, Pedro Flórez. Francisco Bernal, Orlando Retamozo, Francisco Edna, Betty Vimos, Hugo Medina, Jhony Osorio, Rafael Lara, Eusebio Consuegra, Víctor Guerrero, Víctor Wilches, Eduardo Ortiz, Ana María Ricchiardone, Silvia Valencia, Alfonso Angulo, Antonio Ballestas, Adolfo Varela.

Ortopedia: Luis Felipe Marín, Carmelo Vélez, Alfonso Cervantes, Armando Bustos, Miguel Rosales, Francisco Albor, Cesar Sierra, Antonio Marín, Maritza de la Peña.



Dr. Aquileo Hernández B. 


Colofón 

“Desde la “Choza”, como se llamó hace 150 años, el Hospital de Barranquilla ha sido refugio y consuelo para los enfermos de escasos recursos, escuela magnifica de formación científica, institución insignia de la medicina barranquillera. De manera elocuente así lo atestigua el Dr. Aquileo Hernández Barreto. ´Este vetusto y derruido centro hospitalario en donde por más de treinta años mis pasos recorrieron todos sus pasillos, sigue siendo para mí un lugar sagrado por el cual siento profunda y perenne devoción. Es mi segunda universidad, la verdadera alma mater de mi formación como cirujano”. [iv]

Ciertamente que para todos los que hemos tenido la fortuna de pernoctar en este emblemático templo, en donde se rinde culto al arte hipocrático; en lo profundo de nuestros sentimientos ha sido una segunda casa, tal lo sugiere el doctor Godoy y, por lo en él aprendido, sin lugar a duda, la acogedora universidad, digna de nuestros mayores afectos como lo insinúa el doctor Hernández Barreto.

 

¡ SALVE VIEJO HOSPITAL ¡

¡Salve OH viejo Hospital de Caridad!

Sanatorio sacrosanto de mi ciudad

Por el ímpetu y honor de tu gesta

Al auxilio sin igual de los afligidos.

 

Que inspiran desde la gloria con sus luces

El ánima inmortal de tus insignes hijos:

Ponce Rojas, Putnan Tanco y Martín Camacho

Sofanor Vásquez, Blas Retamoso y Castro Senior

Marcos Camargo y Pepe Navarra

Carmelo Vélez, Carlos Hugo Palacio y Guillermo Ariza

el Padre Valiente y la hermana Rosa Antonia.

 

¡Salve OH viejo Hospital de Barranquilla!

Por ser símbolo, ser alma mater, ser templo nuevo

De los barranquilleros que lucen en sus espaldas el porvenir.

Barranquilla julio 2 de 2021

Teobaldo Coronado Hurtado

 

 



[ii] Solano A Jairo,  Notas para una historia de la educación médica en Barranquilla y Cartagena.

www.unisimonbolivar.edu.co/revistas/aplicaciones/doc/80.doc.

 

[iii] Llinás Julio Mario,2015, Periplo Medico III, El Hospital Barranquilla, Editorial Mejoras, Barranquilla, p.101

 

[iv] Coronado Hurtado T. 2003, Crónicas Ético Médicas, “Salve OH Viejo Hospital, Editorial Antillas, Barranquilla, p. 41

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