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. SAN VALENTÍN MILAGROSO. Del desamor al amor.

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                               Solo le gustaban las putas. Peter Amastha se graduó de hombre, tenía 14 años, en el Barrio Chino de Barranquilla. Una rubia madame, bastante mayor para él, cuarentona, le hizo el favor de desvirgarlo. Desde entonces no hubo prostíbulo de la ciudad que no visitara, fines de semana, en busca de una coya que aplacara su desenfrenado arrebato juvenil. María La O, Negra Eufemia, Casa de René en el Barrio Olaya, La Charanga, Gato Negro, Palo de Oro en la Ceiba, Place Pigalle a la salida de Barranquilla, en el Bosque, eran sitios que frecuentaba. Atendido, como un príncipe, por damiselas que allí, sin escrúpulos, le dispensaban sus perfumados y obscenos cuerpos, se consideraba todo un macho, Juan la V. Así lo proclamaba a los cuatros vientos a sus amigos “zanahorios”, conformes en furtivos amoríos con “chicas bien, de su casa”. Mujeres recatadas no llamaban la atención del “turco” o Peter VII , apodo satírico que le endilgaron sus compinc

REMOLINO. RECUERDOS DEL RURAL.

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        REMOLINO.  RECUERDOS DEL RURAL HOSPITAL LOCAL DE REMOLINO Introducción.  Una vez graduados, teníamos asignado, por diligencia llevada a cabo por la misma facultad de medicina, el sitio a donde debíamos ir a cumplir con el año rural. Me mandaron a un lugar para mi desconocido: Guamal en el sur del Departamento del Magdalena, que no acepté por lo lejos y noticias, además, que daban cuenta de lo peligrosa de la región, considerada zona roja,  por la presencia de grupos subversivos. Diligencias iniciales en busca de otro lugar y la información que me dieron en la Secretaria de Salud del Departamento del Atlántico no transmitían esperanza alguna de llamamiento en mi terruño. Santa Marta. Viajé a Santa Marta, principios de enero, y en la secretaria de salud de este departamento me prometieron una plaza. Mientras llegaba la designación conseguí quedarme y residir como médico de urgencias en el Hospital San Juan de Dios de esta ciudad. A mediados de febrero recibí noti

¿POR QUÉ MEDICINA?

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¿POR QUÉ MEDICINA? Introducción. En mi experiencia, entrevistador de aspirantes a ingresar a la Facultad de Medicina de la Universidad Libre,  recuerdo la variedad de respuestas a la pregunta de: ¿Por qué quiere ser médico? Servir a la gente, querer ayudar a los demás era la más frecuente. Un número importante creían que la medicina era la mejor de las profesiones. Con el argumento de que si no pasaban el examen no estaban dispuestos a estudiar una distinta. Seguían, en su orden, el interés por la ciencia médica, el conocimiento del ser humano y las enfermedades. Otros. muy sinceros, reconocían que su opción por la medicina se daba por la influencia familiar,  de su padre o algún otro pariente,  vinculado con la profesión. Notable la cantidad de jóvenes pertenecientes a personal vinculados a la salud, en especial enfermeras. ALUCINANTE DECISIÓN. Mi decisión para estudiar medicina no se dio por influencia alguna de médico conocido o por circunstancias patológicas im

FELIZ NAVIDAD 2019. No. 124.

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  EN NAVIDAD…                        En Navidad, celebramos agradecidos, la vida: que nos ha dado tanto.   En Navidad, reímos llenos de contento por las bendiciones alcanzadas.                En Navidad, gozamos el cariño recibido de quienes nos aprecian.   En Navidad, queremos como nunca a familiares y amigos.         En Navidad, amamos a todos los hombres. A la humanidad entera.   En Navidad, consolamos a los tristes, deprimidos y sin estrella.     En Navidad, somos solidarios con los pobres, los enfermos y los que están presos.             En Navidad, lloramos afligidos a los seres queridos que se fueron.        En Navidad, perdonamos con el regalo sincero de la reconciliación.                   En Navidad, acariciamos a la gente con el generoso aguinaldo de nosotros mismos.   En Navidad, pensamos que el amor y la paz sí son posibles.                   En Navidad, vivimos el presente, contentos; por la dicha que nos depara.   En Navidad, soñamos op

AÑO DORADO. UN SUEÑO CUMPLIDO.

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AÑO DORADO.  UN  SUEÑO CUMPLIDO Patio del Viejo Hospital Santa Clara. Pintura al oleo del artista cartagenero Edgardo Bello Si para Andrés Calamaro, autor de “Volver”, viejo e inolvidable tango que inmortalizara el gran Carlos Gardel, “veinte años no son nada” ¿Qué podríamos decir, entonces, de cincuenta? ¿Qué cincuenta años no son nada? La pregunta me la he formulado, algo perplejo, pensando sobre la trascendencia que tiene en nuestras vidas, colmar con orgullo rebosante, Bodas de Oro de una altiva trayectoria médica. Es posible mi respuesta tenga cercana coincidencia con la que ustedes, apreciados compañeros, a lo mejor, tengan en mente o, también, se hallan hecho.   ¿Basado en qué? En el convencimiento que tengo de portar idéntico talante clínico, similares sentimientos solidarios y acendrado espíritu hipocrático en nuestro aquilatado ser médico; no obstante, diferencias obvias de los sujetos racionalmente pensantes que somos. Descendientes afortunados de la