. SAN VALENTÍN MILAGROSO. Del desamor al amor.
Solo le gustaban las putas. Peter Amastha se graduó de hombre, tenía 14 años, en el Barrio Chino de Barranquilla. Una rubia madame, bastante mayor para él, cuarentona, le hizo el favor de desvirgarlo. Desde entonces no hubo prostíbulo de la ciudad que no visitara, fines de semana, en busca de una coya que aplacara su desenfrenado arrebato juvenil. María La O, Negra Eufemia, Casa de René en el Barrio Olaya, La Charanga, Gato Negro, Palo de Oro en la Ceiba, Place Pigalle a la salida de Barranquilla, en el Bosque, eran sitios que frecuentaba. Atendido, como un príncipe, por damiselas que allí, sin escrúpulos, le dispensaban sus perfumados y obscenos cuerpos, se consideraba todo un macho, Juan la V. Así lo proclamaba a los cuatros vientos a sus amigos “zanahorios”, conformes en furtivos amoríos con “chicas bien, de su casa”. Mujeres recatadas no llamaban la atención del “turco” o Peter VII , apodo satírico que le endilgaron sus compinc