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16. EL DECÁLOGO DEL CIRUJANO DEL DOCTOR BONILLA NAAR

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EL DECÁLOGO DEL CIRUJANO DEL DOCTOR BONILLA NAAR José M- Rodríguez Tejerina Entre los muchos y variopintos cirujanos célebres que he tratado a lo largo de mi existencia, recuerdo a uno bien singular, al que conocí hace ya varios años en Cartagena de Indias; el doctor Alfonso Bonilla Naar. CARTAGENA DE INDIAS Iba yo de capitán médico a bordo del buque-escuela "Juan Sebastián de Elcano". Veníamos de barajar la costa de Bonaire, de haber estado fondeados en Punta Gaira, al sur de Santa Marta. Y, atracamos, al fin, en el muelle comercial de Cartagena de Indias. Era el día 30 de marzo de 1951. A la izquierda del muelle se adivinaba una extensa playa, con palmeras y bohíos de negros. La ciudad, que recorrí enseguida, se levantaba enfrente, encastillada y cálida. Para adentrarme en su centro tuve que atravesar la puerta de San Román. Y la de la Torre del Reloj Público, construida el siglo XVI, que rompe el cerco amurallado del barrio de Getsemaní. A lo lejos, recort

DESARROLLO PERSONAL CLAVE DEL DESARROLLO HUMANO

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               DESARROLLO PERSONAL  CLAVE DEL DESARROLLO  HUMANO         VOLVER A LA DECENCIA "Volver a la decencia" es SUBTITULO, que atrevido, he decidido colocar a la conferencia que el doctor Daniel Villanueva Torregrosa ha titulado:                  “Desarrollo Personal Clave del Desarrollo Humano” Lo escuché, hace pocos días, en una amena tertulia en la Cueva, si en la Cueva la misma de García Márquez. Quedé tan impactado con su brillante exposición, pero, sobre todo, con su enriquecedor mensaje que, de una, me propuse traérmelo para acá, para la Academia y aquí lo tenemos, por supuesto, con suma complacencia y, también, con infinito agradecimiento por aceptar nuestra invitación. Bienvenido Doctor Villanueva. Escuchar al doctor Villanueva, ciertamente, es un volver a la decencia. El regreso a la vieja casona en donde desde niños nos inculcaron, nos lavaron el cerebro, con la sentencia aquella de: “pobres, pero, con la frente limpia”. Era u

REMINISCENCIA BEISBOLERA

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REMINISCENCIA BEISBOLERA MONUMENTO A TEDD WILLIAMS. FEN WAY PARK. BOSTON, USA Abrigaba la esperanza de celebrar este año, como en mi niñez lejana, el tradicional clásico entre Yankees de New York, liga americana, y Dodgers de los Ángeles, liga nacional. Rememorar los largos batazos de Mikey Mantle y Hank Aaron o los duelos serpentineros entre Whitey Ford (Yankees) y Sandy Koufax (Dodgers), por ejemplo.   La afición al béisbol me la inculcó mi padre a principios de la década de los 50. Lo acompañaba a los partidos que se celebraban en el Estadio Tomas Arrieta, correspondientes al campeonato profesional que, en aquellos tiempos, se celebraba con participación de peloteros provenientes de EE.UU. y países de la cuenca del caribe. Eran cuatro los equipos en competencia, por Barranquilla: Billard y Filta; en representación de Cartagena: Indios y Torices.  En 1.956 Filta paso a llamarse Vanytor y Torices tomó el nombre de Kola Román. Esta fue, época gloriosa, pionera, del béisb