25. LLEGÓ NAVIDAD
LLEGÓ NAVIDAD Tiempo propicio, época grata, para revivir un feliz encuentro con el niño travieso que quedó atrás, invisible, en lo recóndito de nuestro ser. No es mi intención revivir al pequeñín egoísta y caprichoso que, en la actitud natural de un infante todo lo quería para sí. Me anima, ahora, renovar recuerdos sobre el otro niño, el chico bueno, de sonrisa vivaz, rostro alegre, mirada escrutadora y pura, expresión inocente y tierna. Las mayores dificultades que agobian la existencia, como personas adultas, obedecen, si lo pensamos bien, a que olvidamos, no ponemos en práctica el noble oficio de niños. Si indagáramos, más a menudo, como lo hacen de manera habitual los chiquillos, con un curioso e inquieto ¿por qué? Sobre el ¿porqué de las cosas? Sobre el ¿porqué de todo cuanto tiene que ver con el rumbo de nuestras existencias? Sobre el sentido de nuestra vida. Sobre el porqué de penas y alegrías, sufrimientos y dicha, amores y rencores; de seguro, mu